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Écouter Gilles Deleuze
Sur Spinoza
Ultimo curso
La eternidad. Recapitulación.
Los tres géneros de conocimiento.
Eternidad, experimentación.
Inmortalidad y eternidad.
La relación entre Ontología y ética.
Hoy, quisiera que fuese nuestra última sesión. ¿Quieren cerrar la puerta? ¿no quieren cerrar las ventanas? -risas- no se escucha nada.
Bien, bien. Esta debe ser nuestra última sesión sobre Spinoza, a menos
que ustedes tengan preguntas. En todo caso es necesario que hoy, lo que les inquiete, si les inquietan cosas, las digan, intervengan lo más posible.
Y entonces, quisiera que hagamos dos cosas: que terminemos, no con la concepción espinozista de la individualidad -porque me parece que permaneceremos mucho tiempo sobre esta concepción-, sino que saquemos las consecuencias concernientes a un punto, una formula, una celebre formula de Spinoza, que es la siguiente: Nosotros experimentamos... nosotros experimentamos. Nosotros sentimos y experimentamos. El no dice: pensamos. Son dos palabras muy cargadas: sentir y experimentar que somos eternos. ¿Qué es esta celebre eternidad espinozista? Bueno, y luego, en fin, nos es de hecho necesario sacar las consecuencias sobre lo que debía ser el tema implícito de todas estas sesiones, es decir: ¿cuál es la relación entre Ontología y ética? una vez dicho que esa relación in teresa a la filosofía por sí misma, pero el hecho es que esa relación ha sido fundada y desarrollada solo por Spinoza, al punto que a alguien que viniera a decirnos: bien mi proyecto sería hacer una especie de ética que sea como el correlato de una ontología, es decir de una teoría del Ser, se le podría detener y decirle: muy bien, en esa vía se pueden decir cosas muy nuevas, pero es una vía espinozista. Una vía firmada Spinoza.
Ustedes recuerdan, y recurro a esto no tanto para volver sobre esos puntos, sino para estimarlos adquiridos, ustedes recuerdan las tres dimensiones de la individualidad.
Primera dimensión: tengo una infinidad de partes extensivas, más aún, si ustedes recuerdan más precisamente, tengo una infinidad de conjuntos infinitos de partes extensivas o exteriores las unas a las otras. Estoy compuesto en lo infinito.
Segunda dimensión: esos conjuntos infinitos de partes extensivas exteriores las unas a las otras, me pertenecen, pero me pertenecen bajo relaciones características. Relaciones de movimiento y de reposo del que la última vez intente decir cual era la naturaleza.
Tercera dimensión: esas relaciones características expresan un grado de potencia que constituye mi esencia, mi esencia en mí, es decir una esencia singular.
Entonces las tres dimensiones son las partes extensivas exteriores las unas a las otras que me pertenecen, las relaciones bajo las cuales esas partes me pertenecen, y la esencia como grado, gradus o modus, la esencia singular que se expresa en esas relaciones. Ahora bien, Spinoza nunca lo dice, porque no tiene necesidad de decirlo, pero nosotros, lectores, estamos forzados a constatar una curiosa armonía, ¿entre qué y qué? Entre esas tres dimensiones de la individualidad y lo que él llama, en otra ocasión, los tres géneros de conocimiento. ¿Recuerdan los tres géneros de conocimiento? En efecto, y ustedes verán inmediatamente el estricto paralelismo entre las tres dimensiones de la individualidad como tal y los tres géneros de conocimiento. Pero el que haya un tal paralelismo entre los dos ya debe conducirnos a ciertas conclusiones. Vean ustedes, no es una cosa que él tenga necesidad de decir, ¿comprenden? Insisto en esto porque quisiera , también, que ustedes sacaran reglas para la lectura de cualquier filósofo. El no dirá: señalemos. No tiene que explicarlo. Una vez más, insisto: no se pueden hacer dos cosas a la vez. No se puede, a la vez, decir algo y explicar lo que se dice. Por eso la cosa es muy difícil. Bueno, no es Spinoza quien tiene que explicar lo que dice Spinoza; Spinoza tiene que hacer algo mejor: tiene que decir algo. Entonces explicar lo que dice Spinoza, no está mal, pero no va lejos. No puede ir muy lejos. Por eso es que la historia de la filosofía debe ser extremadamente modesta. El no nos dirá: Vean ustedes como se corresponden mis tres géneros de conocimiento y las tres dimensiones del individuo. No es él quien tiene que decirlo. Pero nosotros, en nuestra modesta tarea, tenemos que decirlo. Y, en efecto, ¿en qué sentido se corresponden?
Ustedes recuerdan que el primer genero de conocimiento es el conjunto de las ideas inadecuadas, es decir de las afecciones pasivas y de los afectos-pasiones, que derivan de ideas inadecuadas. Es el conjunto de los signos, ideas confusas inadecuadas, y las pasiones, los afectos, que derivan de esas afecciones. Recuerdan todo eso, es lo adquirido de las últimas veces. Ahora bien, ¿bajo qué condiciones, qué es lo que hace que, a partir del momento en que existimos, estemos no solo abocados a las ideas inadecuadas y a las pasiones, sino que estamos como condenados, y aún, a primera vista, condenados a tener solo ideas inadecuadas y afectos pasivos, o pasiones? ¿Qué es lo que constituye nuestra triste situación?
Comprendan que es muy evidente, no quisiera plantearlo en mucho detalle, quisiera, justamente, que ustedes sientan, presientan: es, ante todo, en tanto que tenemos partes extensivas. En tanto que tenemos partes extensivas estamos condenados a las ideas inadecuadas, ¿por qué? Porque, ¿cuál es el régimen de las partes extensivas? Una vez más, ellas son exteriores las unas a las otras, van por infinidad, las dos a la vez: los cuerpos más simples, que son las partes últimas, ustedes recuerdan, los cuerpos más simples no tienen interioridad. Están siempre determinados del afuera. ¿Qué quiere decir eso? Por choques, por choques de otra parte. ¿Bajo qué forma se encuentran con choques? Bajo la forma más simple, a saber, que constantemente y permanentemente cambian de relaciones, puesto que siempre es bajo una relación que las partes me pertenecen o no me pertenecen. Las partes de mi cuerpo abandonan mi cuerpo, toman otra relación, la relación del arsénico, la relación de cualquier cosa, la relación del mosquito cuando me pica, la relación... yo no dejo de integrar partes bajo mis relaciones, cuando como, por ejemplo, cuando como hay partes extensivas de las que me apropio. ¿Qué quiere decir, apropiarse de partes? Apropiarse de partes quiere decir: que ellas abandonen la relación precedente que efectuaban para tomar una nueva relación, siendo esa nueva relación una de las relaciones conmigo, a saber: de la carne yo hago mi carne. ¡Que horror! Pero, en fin, hay que vivir (risas), eso no deja de ser así: los choques, las aprop iaciones de partes, las transformaciones de relaciones, las composiciones al infinito, etc. ese régimen de las partes exteriores las unas a las otras que reaccionan permanentemente, al mismo tiempo que los conjuntos infinitos en los que ellas entran no dejan de variar, ese es precisamente el régimen de las ideas inadecuadas, las percepciones confusas, y los afectos pasivos, de los afectos-pasión que derivan de ellas. En otras palabras, porque estoy compuesto de un conjunto, de una infinidad de conjuntos infinitos de partes extensivas exteriores las unas a las otras, es por eso que tengo permanentemente percepciones de las cosas exteriores, percepciones de mí mismo, percepciones de mí mismo en mis relaciones con las cosas exteriores, percepciones de las cosas ex teriores en relación conmigo mismo, y todo eso constituye el mundo de los signos. Cuando digo: ¡ah eso es bueno!, eso es malo, ¿qué son los signos de bueno y malo? Esos signos inadecuados significan simplemente: bien, si encuentro en el exterior partes que convienen con mis propias partes bajo su relación, malo: encuentro, hago encuentros exteriores igualmente con partes que no me convienen bajo la relación en la que están. Ven entonces que todo el dominio de los conjuntos infinitos de las partes exteriores las unas a las otras corresponden exactamente al primer género de conocimiento. Porque estoy compuesto de una infinidad de partes extrínsecas tengo percepciones inadecuadas. Pues bien, todo el primer género de conocimiento corresponde a esta primera dimensión de la individualidad.
Ahora bien, precisamente lo hemos visto, el problema de los géneros de conocimiento era muy bien planteado por la pregunta espinozista, a saber: en ese sentido creíamos que estábamos condenados a lo inadecuado, al primer género, entonces ¿cómo explicar la oportunidad que tenemos de salir de ese mundo confuso, de ese mundo inadecuado, de ese primer género de conocimiento?
La respuesta de Spinoza es: si, hay un segundo género de conocimiento. Pero ¿cómo define ese segundo género de conocimiento? En la Ética, es muy sorprendente, el conocimiento del segundo género es el conocimiento de las relaciones, de su composición y de su descomposición. No podemos decir mejor que el segundo género de conocimiento corresponde a la segunda dimensión de la individualidad. Puesto que, en efecto, las partes extrínsecas, no son solamente extrínsecas las unas con relación a las otras, son extrínsecas radicalmente, absolutamente extrínsecas.
¿Qué quiere decir que las partes extrínsecas me pertenecen? Lo hemos visto mil veces, solo quiere decir una cosa con Spinoza, a saber, que esas partes están determinadas, siempre del afuera, a entrar bajo tal o cual relación, bajo tal o cual relación que me caracteriza. Y una vez más, ¿qué quiere decir morir? morir quiere decir que una cosa, que las partes que me pertenecen bajo tal o cual relación están determinadas desde afuera a entrar bajo otra relación que no me caracteriza, sino que caracteriza a otra cosa.
El primer género de conocimiento es entonces el conocimiento de los efectos de encuentro, o de los efectos de acción y de interacción de las partes extrínsecas las unas sobre las otras. Bueno, no se lo puede definir mejor. Es muy claro. Los efectos definidos por, los efectos causados por el choque o por el encuentro de partes exteriores las unas con las otras define todo el primer género de conocimiento. En efecto, mi percepción natural es un efecto de choques y entrechoques entre partes exteriores que me componen y partes exteriores que componen otros cuerpos. Pero el segundo género de conocimiento es completamente otro modo de conocimiento. Es el conocimiento de las relaciones que me componen y de las relaciones que componen las otras cosas. Ven ustedes: ya no son los efectos del encuentro entre partes, es el conocimiento de las relaciones, a saber, la manera en que mis relaciones características se componen con otras, y entonces mis relaciones características y otras relaciones se descomponen. Ahora bien, este es un conocimiento adecuado y en efecto este conocimiento solo puede ser adecuado. A diferencia del conocimiento que se contentaba con recoger, puesto que es un conocimiento que se eleva a la comprensión de las causas. En efecto, una relación cualquiera es una razón. Una relación cualquiera es la razón bajo la cual una infinidad de partes extensivas pertenecen a tal cuerpo en vez de a tal otro. Entonces el segundo género de conocimiento, simplemente insisto sobre esto, no es para nada un conocimiento abstrac to, como he intentado decirlo. Si ustedes hacen de este un conocimiento abstracto, es todo Spinoza el que se hunde. Entonces, evidentemente, es el error de los comentarios, decimos siempre: bien, si, son las matemáticas. O bien, no, no son las matemáticas, eso nada tiene que ver con las matemáticas, simplemente las matemáticas son un caso particular. Las matemáticas pueden, en efecto, ser definidas como una teoría de las relaciones. Entonces, de acuerdo, las matemáticas son una sección del segundo género de conocimiento, es una teoría de las relaciones y de las proporciones. Vean a Euclides. Bueno, es una teoría de las relaciones y de las proporciones, y en ese momento las matemáticas hacen parte del segundo género. Pero pensar que el segundo género sea un tipo de conocimiento matemático, es una abominable necedad porque, en ese momento, todo Spinoza deviene abstracto. Uno no regula su vida sobre las matemáticas, no hay que exagerar; y aquí se trata de problemas de vida. Tomo como ejemplo, porque me parece infinitamente más espinozista que la geometría o las matemáticas, o aún la teoría euclidiana de las proporciones, tomo como ejemplo: ¿qué quiere decir el conocimiento adecuado del segundo género? Es a nivel de aprender a nadar: "se nadar", nadie puede negar que saber nadar es una conquista de existencia, es fundamental, ustedes comprenden: conquisto un elemento, conquistar un elemento no va de sí. Se nadar, se volar. Formidable, ¿qué quiere decir esto?
Es muy simple: no saber nadar es estar a merced de los encuentros con la ola, entonces, tenemos un conjunto infinito de moléculas de agua que componen la ola; eso compone una ola y yo digo: es una ola porque, esos cuerpos más simples, que llamo "moléculas", de hecho no son las más simples, habría que ir aún más lejos que las moléculas de agua. Las moléculas de agua pertenecen ya a un cuerpo, el cuerpo acuático, el cuerpo del océano, etc... o el cuerpo del estanque, el cuerpo de tal estanque. ¿Cuál es el conocimiento del primer género? Es: ir, lanzarme, yo voy, estoy en el primer género de conocimiento: me lanzo, chapoteo como se dice. ¿Qué quiere decir chapotear? Chapotear, es muy simple. Chapotear, la palabra lo indica bien, se ve bien que son relaciones extrínsecas: ahora la ola me golpea, luego me arrastra, son los efectos del choque. Son los efectos del choque, a saber: no conozco nada de la relación que se compone o se descompone, recibo los efectos de partes extrínsecas. Las partes que me pertenecen son sacudidas, reciben el efecto del choque, de las partes que pertenecen a la ola. Ahora me río, luego lloriqueo, según que la ola me haga reír o me aporree, estoy en los afectos-pasión: ¡oh, mamá, la ola me ha tumbado! Bueno. "¡Oh mamá, la ola me ha tumbado!", grito que no dejaremos de dar mientras estemos en el primer género de conocimiento puesto que no dejaremos de decir: la mesa me hace daño; lo que es lo mismo que decir: el otro me hace mal; no necesariamente porque la mesa es inanimada -entonces Spinoza es por entero más maligno de lo que podemos decir-, para nada porque la mesa es inanimada, se debe decir: la mesa me hace mal, es tan tonto como decir: Pedro ne hace daño, o como decir: la piedra me hace daño, o la ola me hace daño. Son del mismo nivel, es el primer género. Bien, ¿me siguen? Al contrario, se nadar; lo que no quiere decir forzosamente que yo tenga un conocimiento matemático o físico, o científico, del movimiento de la ola, quiere decir que tengo un saber hacer, un sorprendente saber hacer, es decir que tengo una especie de sentido del ritmo, la ritmicidad. ¿Qué quiere decir el ritmo? Quiere decir que: mis relaciones características se componerlas directamente con las relaciones de la ola, ya no sucede entre la ola y yo, es decir ya no sucede entre partes extensivas, las partes acuosas de la ola y las partes de mi cuerpo; sucede entre relaciones. Las relaciones que componen la ola, las relaciones que componen mi cuerpo, y mi habilidad cuando sé nadar, de presentar mi cuerpo bajo relaciones que se componen directamente con las relaciones de la ola. Me hundo en el momento justo, y salgo en el momento justo. Evito la ola que se aproxima, o, al contrario me sirvo de ella, etc... todo el arte de la composición de relaciones. Busco ejemplos que no son matemáticos, porque, una vez más, las matemáticas solo son un sector de éste. Habría que decir que las matemáticas son la teoría formal del segundo género de conocimiento. No es el segundo género de conocimiento el que es matemático. Es lo mismo a nivel de los amores. Las olas o los amores son lo mismo. En un amor del primer género, bueno, ustedes están perpetuamente en ese régimen de los encuentros entre partes extrínsecas. En lo que se llama un gran amor, La dama de las camelias, ¿qué es lo bueno? -risas-, ahí tienen una composición de relación. No, mi ejemplo es muy malo, porque La dama de las camelias es el primer género de conocimiento, mientras en el segundo género de conocimiento ustedes tienen una especie de composición de las relaciones unas con otras. Ya no están en el régimen de las ideas inadecuadas, a saber: el efecto de una parte sobre las mías, el efecto de una parte exterior o el efecto de un cuerpo exterior sobre el mío. Ahí ustedes alcanzan un dominio más profundo que es la composición de relaciones características de un cuerpo con las relaciones características de otro cuerpo. Y esta especie de flexibilidad o de ritmo que hace que cuando ustedes presentan su cuerpo, y entonces también su alma, ustedes presentan su alma o su cuerpo, bajo la relación que se compone más directamente con la relación del otro. Ustedes sienten que es una extraña alegría. Este es el segundo genero de conocimiento.
¿Por qué hay un tercer género de conocimiento? Hay un tercer género de conocimiento porque las relaciones no son las esencias. Spinoza nos dice: el tercer género de conocimiento, o el conocimiento intuitivo, es el que va más allá de las relaciones, sus composiciones y descomposiciones. Es el conocimiento de las esencias, lo que va más alla de las relaciones puesto que alcanza la esencia que se expresa en las relaciones, la esencia de la que dependen las relaciones. En efecto, si las relaciones son las mías, si las relaciones me caracterizan es porque expresan mi esencia. Y ¿qué es mi esencia? Es un grado de potencia. Esta vez se trata de un conocimiento de las esencias singulares. Bueno, el segundo, y con mayor razón el tercer género de conocimiento son perfect amente adecuados. Ustedes ven que hay una correspondencia entre géneros de conocimiento y dimensiones de la individualidad, ¿qué quiere decir, finalmente, esta coincidencia? Quiere decir que los géneros de conocimiento son más que géneros de conocimiento, son modos de existencia. Son maneras de vivir. Pero, la cosa es muy difícil porque son maneras de vivir. Porque, en fin, todo individuo está compuesto de tres dimensiones a la vez. Aquí encontraremos como un último problema. Ustedes, yo, cualquier individuo tiene tres dimensiones a la vez, entonces ¿qué se puede hacer para sacarlas? Cada individuo tiene tres dimensiones a la vez, de acuerdo. Esté es, exactamente, el problema: cada individuo tiene las tres dimensiones a la vez, y sin embargo, hay individuos que nunca salen del primer género de conocimiento. Nunca llegan a elevarse al segundo o al tercero... fin de la cinta ... (...) ... un conocimiento de su esencia singular o de las otras esencias singulares ¿cómo explicar esto? No es automático, para nada. Cualquier individuo tiene las tres dimensiones pero, atención, por eso mismo no tiene los tres géneros de conocimiento, puede muy bien permanecer en el primero. ¿Cómo explicar este último punto? Tomemos la pregunta de modo distinto: ¿cuándo hay oposiciones? Por ejemplo: se puede odiarse, sucede que se odie. El odio, esta especie de oposición de un modo de existencia, de un individuo a otro individuo, ¿qué es? ¿Cómo explicar el odio? He aquí un primer texto de Spinoza, libro IV de la Ética, el axioma que está al inicio del libro IV, este axioma, en apariencia, nos incomodará, y sobre esto Spinoza no se explica mucho. Axioma: "No hay ninguna cosa singular (v.g. ningún individuo) en la naturaleza que no tenga otra más potente y más fuerte" -hasta aquí todo funciona- no hay potencia última, porque la última potencia es la Naturaleza entera, entonces no hay última potencia en la Naturaleza. Siendo dada una cosa, ella se define por un grado de potencia; y siempre hay un grado de potencia superior: por potente que yo sea tengo siempre un grado de potencia, y en efecto hemos visto que había una infinidad de grados de potencia. Siendo actual lo infinito, en Spinoza, siempre dado actualmente, y siempre dado en acto, siempre es un grado de potencia más grande que el más grande grado de potencia que yo pueda concebir; entonces, hasta aquí este axioma no es incomodo, pero él añade: "no hay ninguna cosa singular en la Naturaleza que no tenga otra más potente y más fuerte que ella, pero, estando dada una cosa cualquiera, hay otra potencia que puede destruir a la primera". ¡Ese tex to nos incomoda! Porque la segunda frase aporta una inesperada precisión. La primera frase nos dice: siendo dada una cosa, ella se define por su potencia, pero estando dado un grado de potencia, es decir una cosa en su esencia, el grado de potencia es la esencia de una cosa, hay siempre una potencia mayor. De acuerdo, comprendemos. Segunda frase, él añade: atención: por la cosa más potente, la primera cosa puede siempre ser destruida. Eso es muy molesto, ¿Por qué? De golpe uno dice: no comprendo nada, ¿qué va a pasar? Tiene el aire de decirnos que una esencia puede ser destruida por la esencia más potente. Entonces, en ese momento no hay tercer género de conocimiento, no hay segundo género de conocimiento porque destrucción ¿qué es? Evidentemente es el efecto de una esencia sobre otra. Si una esencia puede ser destruida por la esencia más potente, por la esencia de grado superior, es la catástrofe, todo el espinozismo se desfonda. Somos lanzados a los afectos, devueltos al primer género, ya no puede haber conocimiento de las esencias ¿Cómo habría un conocimiento adecuado de las esencias si las esencias están en relaciones tales que la una destruye a la otra? Afortunadamente todo el mundo ha comprendido, y más lejos, habría que esperar largo tiempo, pero es normal, es por eso que se necesita tanta paciencia para leer. Bien, después, en el libro V, tenemos la proposición 37. Y la proposición 37 implica, según su enunciado, y según la demostración de la proposición, implica una proposición fuera-cuadro, bajo el título de escolio, y el escolio nos dice esto: el axioma de la cuarta parte, vean lo que acabo de leer, "el axioma de la cuarta parte concierne a las cosas singulares en cuanto se las considera con relación a un cierto tiempo y un cierto lugar, esto de lo que, creo, nadie duda". Hay que reír, porque al menos: "esto de lo que, creo, nadie duda", ha esperado tantas páginas, cuando, al menos habría podido decirnoslo al nivel de la cuarta, lo que nos habría ayudado, habría sido menos perturbador. Es su asunto ¿por qué lo dice solamente mucho después? Lo dice cuando tiene necesidad de decirlo, ¿qué quiere decir esta precisión?
Nos dice: atención, el axioma de la destrucción, el axioma de la oposición: una esencia puede oponerse a otra al punto de destruirla, esto solo se comprende cuando se consideran cosas con relación a un cierto tiempo y un cierto lugar. No nos dice más. ¿Qué quiere decir, considerar las cosas en un cierto tiempo y un cierto lugar? Quiere decir considerarlas en su existencia. ¿qué quiere decir considerarlas en su existencia? Considerarlas en tanto que ellas existen, en tanto han pasado a la existencia, en tanto pasan a la existencia. ¿eso qué quiere decir? lo hemos visto: ¿qué es pasar a la existencia? Se pasa a la existencia, una esencia pasa a la existencia cuando una infinidad de partes extensivas se encuentran determinadas desde afuera a pertenecerle bajo tal relación. Tengo una esencia, yo, yo Pedro o Pablo, tengo una esencia. Digo que paso a la existencia cuando una infinidad de partes extensivas están determinada desde afuera, es decir por cosas que remiten a otras partes extensivas, están determinadas desde afuera a entrar en una relación que me caracteriza. Entonces, antes yo no existía, en la medida en que no tenía esas partes extensivas.
Eso es nacer. Nazco cuando una infinidad de partes extensivas están determinadas desde afuera para el encuentro con otras partes, entrando en una relación que es la mía, que me caracteriza. En ese momento, tengo una relación con un cierto tiempo y un cierto lugar. ¿Qué es ese tiempo y ese lugar, tiempo de mi nacimiento y lugar de mi nacimiento? Pasa aquí, es aquí, aquí y ahora, ¿qué es? Es el régimen de las partes extensivas. Las partes extensivas, el conjunto de las partes extensivas, ellas tienen siempre un tiempo y un lugar. Más aún eso durará lo que durará. Las partes extensivas está determinadas desde afuera a entrar bajo tal relación que me caracteriza, pero ¿por cuánto tiempo? Hasta que ellos estén determinados a entrar bajo otra relación. En ese momento pasan en otro cuerpo, ya no me pertenecen; eso dura un cierto tiempo.
Bueno, ¿qué quiere decir eso? ¿en qué nos va a aclarar?
De hecho no puedo hablar de oposición entre dos individuos más que en la medida en que esos dos individuos son considerados como existiendo aquí y ahora. Es muy importante para la formación de relaciones de oposición. Es únicamente en la medida en que los individuos son considerados como existentes aquí y ahora que pueden entrar en oposición, no es una cuestión de bondad o de maldad, es una cuestión de posibilidad lógica. Solo puedo tener relaciones de oposición con otro individuo en función, ¿en función de qué? En función de las partes extensivas que nos componen, que nos pertenecen. Ese es el lugar, ese es el medio de oposición: las partes extensivas. Y, en efecto, es forzoso, ¿de quién se trata en las oposiciones entre individuos? En las oposiciones entre in dividuos siempre se trata de saber bajo que relación finalmente van a entrar tales conjuntos infinitos de partes extensivas. Imaginen la triste situación: me bato con un perro para comer una especie de paté. Bueno, espectáculo horrible. ¿Cómo narrar ese espectáculo? ¿de qué se trata? Ustedes tienen tres términos: el alimento, el perro y yo. Entonces muerdo al perro para apartarlo de su alimento, el perro me patea. ¿Qué pasa? ¿Qué es eso? Ustedes tienen un conjunto infinito de partes extensivas bajo la relación "carne". Tienen un conjunto infinito de partes extensivas bajo la relación "perro". Tienen un conjunto infinito de partes extensivas bajo la relación "yo". Y todo ese torbellino, todo eso se entrechoca. A saber, yo, yo quiero conquistar las partes extensivas de la carne para asimilarlas, es decir imponer mi relación: hacer que ellas no efectúen más la relación carne, sino que vengan a efectuar una de mis relaciones. El perro quiere lo mismo, al perro lo muerdo, es decir quiero cazarlo, el me muerde, etc., etc. de ahí no se sale, es el dominio de las oposiciones. La oposición es el esfuerzo respectivo de cada existente para apropiarse las partes extensivas. ¿Qué quiere decir apropiarse de las partes extensivas? Es decir hacer que ellas efectúen la relación que corresponde a tal individuo. En ese sentido puedo decir: soy destruido por el más fuerte que yo. Y en efecto, en tanto existo, es el riesgo de la existencia. Bien, y el riesgo de la existencia hace uno con lo que llamamos la muerte. una vez más, ¿qué es la muerte? es el hecho que Spinoza llamará necesario, en el sentido de inevitable, de que las partes que me pertenecen bajo una de mis relaciones características dejen de pertenecerme y pasen bajo otra relación que caracteriza otros cuerpos. Es inevitable en virtud misma de la ley de la existencia. Una esencia encontrará siempre una esencia más fuerte que ella bajo las condiciones de existencia que hace que, entonces, la esencia más fuerte destruya, ¿destruya qué? Literalmente destruye la pertenencia de las partes extensivas a la primera esencia.
Bueno, de acuerdo. Pero digo primero, corrigiendo enseguida, y estaría bien corregirlo, digo supongan ahora que estoy muerto. De acuerdo estoy muerto. Para Spinoza esto toma un aire abstracto, pero ensayen: tienen ustedes que hacer un esfuerzo, y voy a decir enseguida porque no me parece abstracto, pero hagan un esfuerzo: "Yo estoy muerto", ¿qué quiere decir? Una vez más, si ustedes aceptan estas premisas, premisas que no son una teoría abstracta, que son una manera de vivir, si eso es la muerte, eso quiere decir: ya no hay partes extensivas, ningún conjunto extrínseco que me pertenezca, estoy desposeído. De acuerdo, estoy desposeído, ya no tengo partes. Eso quiere decir: mis relaciones características dejan de estar efectuadas; quiere decir todo eso, pero solo eso. Entonces, ¿qué es lo que me impide la muerte? lo que me impide es que, según Spinoza, mis relaciones, ellas, dejan de estar efectuadas, de acuerdo, pero hay una verdad eterna de esas relaciones. No están efectuadas, de acuerdo, pero hemos visto que para Spinoza, las relaciones eran independientes de los términos. Efectuar una relación, quiere decir: los términos llegan a efectuar la relación, la relación es efectuada por esos términos. Allí ya no hay términos que la efectúen. La relación tiene una verdad eterna como relación, una verdad independiente de los términos, ya no es efectuada... pero permanece actual como relación, no es que pase al estado de virtualidad. Hay una actualidad de la relación no efectuada. Y, con mayor razón, hay una actualidad de la esencia que se expresa en la relación, pues la esencia no es del todo una parte extensiva, es ¡una parte intensiva! Es un grado de potencia. A ese grado de potencia no le corresponde nada, ese grado -lo vimos la última vez-, a ese grado de intensidad no le corresponde nada en extensión. No hay partes extensivas que le correspondan a la parte intensiva. De acuerdo. Pero la realidad de la parte intensiva, en tanto que intensidad, subsiste.
En otros términos hay una doble eternidad, de hecho correlativa. Hay una doble eternidad: la eternidad de la relación o de las relaciones que me caracterizan, y la eternidad de la esencia, de la esencia singular que me constituye, y que no puede ser afectada por la muerte. Y más aún, a ese nivel como está dicho en el libro V, por el texto que acabo de leer, a ese nivel, no puede haber oposición. ¿Por qué? Porque todas las relaciones se componen al infinito según las leyes de las relaciones. Hay siempre relaciones que se componen. Y de otra parte todas las esencias convienen con todas las esencias, cada esencia convienen con todas las otras, en tanto que puro grado de intensidad.
En otras palabras, para Spinoza, decir que un grado de potencia o un grado de intensidad destruye a otro grado de intensidad, es una proposición desprovista de sentido. Los fenómenos de destrucción solo pueden existir al nivel, y tienen por estatuto, y remiten al régimen de las partes extensivas que me pertenecen provisionalmente.
Entonces, ¿qué quiere decir: yo siento, yo experimento que soy eterno? No es eso, lo sé. Lo que quiero hacerles sentir es la diferencia entre las dos proposiciones: sé y sostengo que soy inmortal. Se podría decir que es una proposición teológica: sé y sostengo que soy inmortal. Y: siento y experimente que soy eterno. En efecto Spinoza adhiere a ésta, en el libro 5, contra cualquier concepción de inmortalidad. Nos dice: no, no, no se trata de decir que cada uno es inmortal, se trata de decir que cada uno es eterno, para nada es lo mismo. ¿Por qué no es lo mismo? ¿Cómo se presenta en Spinoza, qué es esta experimentación? Creo que es necesario tomar la palabra en el sentido más fuerte, no es simplemente: hago la experiencia, o tengo la experiencia. Es más bien hacer la experiencia de una manera activa.
Hago la experiencia de que soy eterno. ¿Qué es esa experimentación? Es muy curioso, si buscan en la literatura, solo muy tarde, en la literatura inglesa del siglo diecinueve, ustedes encontrarán un espinozismo de este tipo, la eternidad, una especie de experimentación de la eternidad. Y curiosamente ligada también a la idea de intensidad, como si yo solo pudiera hacer la experiencia de la eternidad bajo una forma intensiva. Es un tema frecuente en autores que, justamente, no me parecen tan alejados de Spinoza, aún si no lo saben, autores como Lawrence, en menor medida Powys, una especie de experimentación de la eternidad bajo la forma de lo intenso.
Intentaré volverme más concreto. Cuando usted existe, usted existe opuesto a los otros. Nos oponemos los unos a los otros, y Spinoza no dice que habría que salir de eso, sabe muy bien que es absolutamente necesario, que es una dimensión, una dimensión de la existencia. De acuerdo, pero dice: tomemos dos casos extremos, tomemos al individuo A, al individuo "Pedro", tomemos a Pedro, quien, pasa la mayor parte -van a ver como aquí Spinoza deviene muy matizado y concreto-, podemos decir de Pedro que ha pasado su vida, a grosso modo, en el primer género de conocimiento. Es el caso de la mayor parte de la gente, puesto que, siguiendo a Spinoza, es necesario al menos un poco de filosofía para salir del primer genero de conocimiento, bien. Tomen el caso de alguien que vive la mayor parte del tiempo en el primer género de conocimiento. ¿Por qué preciso que la mayor parte? de hecho hay que ser muy optimista, no sucede todo el tiempo, ese alguien, de todas maneras, habrá comprendido una pequeña cosa en su vida, una vez, no por mucho tiempo, un día, una tarde, una tarde consigo habría comprendido una pequeña cosa, habría tenido la impresión de comprender una pequeña cosa. Quizá haya verdaderamente comprendido una pequeña cosa y, enseguida, pasa toda su vida intentando olvidar lo que había comprendido de tal modo que era conmovedor. De pronto se dice: pero que, hay algo que ya no va. Todos, todos, aún el último de los miserables ha hecho esta experiencia, aún el último de los cretinos ha pasado al lado de algo de lo que dice: pero ¿es que yo no sería, es qué yo no me he pasado la vida estrellándome? Entonces, siempre se sale un poco del primer género de conocimiento, es decir, en términos espinozistas, habría comprendido aún sobre un punto minúsculo, habría tenido una intuición o bien algo esencial, o bien la intuición de un esencial, o bien la comprensión de una relación. Se puede generalizar: muy poca gente es completamente idiota, siempre hay una cosa que comprenden, nosotros tenemos nuestra pequeña cosa. Por ejemplo algunos tienen un sorprendente sentido de tal animal, lo que no les impide ser malvados, todo eso, pero tienen algo... si, allá... O bien el sentido de la madera: si, eso, ese tipo, ese imbécil, ese imbécil y malvado, al menos cuando habla de los árboles hay algo, se si ente que hay algo. Pasamos el tiempo haciendo estas experiencias... si, allá se tiene la impresión de que, si ustedes quieren, que aún el peor payaso, hay un punto en el que ha dejado de ser payaso. En fin, hay algo. Nadie está condenado al primer género de conocimiento, siempre hay una pequeña esperanza. Ahora bien eso es muy importante...
fin de la K7...
... hay un resplandor en alguien: ¡era menos odioso de lo que yo creía! Bastaba encontrar la cosa. Entonces, seguramente, a veces uno tiene más ganas de encontrarlo, de acuerdo, y después rápidamente todo se derrumba. Pero yo no se, el peor agente de policía, el peor no se que, tiene seguramente un pequeño asunto. Seguramente.
Spinoza no agita el pañuelo para llamar al ejercito de salvación para salvar a todo el mundo, no, nos quiere decir otra cosa. Quiere decirnos: he aquí, es muy complicado porque finalmente, vuestra existencia, es asunto de proporciones. ¿Qué quiere decir asunto de proporciones? De acuerdo, ustedes tienen partes extensivas que los componen, en tanto que existan, pero no hay que renunciar a ellas. ¿Qué sería renunciar a las partes extensivas que me componen, es decir renunciar a todas las combinaciones de la existencia, cómo alejarse de las oposiciones vividas? Me alejo de las oposiciones vividas, solo como hierba, habito en una gruta, etc... es, de manera general, lo que se ha llamado ascetismo. A Spinoza eso no le interesa, le parece una solución muy, muy sospechosa. Muy sospechosa. Llega a pensar que el asceta es profundamente malvado, y que el asceta prosigue un odio inexpiable, un odio inexpiable contra el mundo, contra la naturaleza, etc... entonces eso no es lo que nos quiere decir Spinoza. El nos dice: pongan atención, en su existencia se trata de una proporción relativa, ¿entre qué y qué? Ustedes recuerdan que yo tenía ahora mis tres dimensiones del individuo: las partes extensivas, segundo las relaciones, tercero la esencia o la parte intensiva que me constituye, puedo expresarlas bajo la forma siguiente: las partes extensivas que me pertenecen son como las ideas inadecuadas que tengo, son necesariamente inadecuadas. Son entonces ideas inadecuadas que tengo, y las pasiones que derivan de esas ideas inadecuadas. Las relaciones que me caracterizan, cuando alcanzo su conocimiento, son las nociones comunes o las ideas adecuadas. La esencia como pura parte intensiva, como puro grado de potencia que me constituye, es todavía una de las ideas adecuadas. Spinoza nos dice: en su existencia, ustedes pueden tener una vaga idea de la proporción que hay entre ideas inadecuadas y pasiones, puesto que las dos se encadenan, las ideas inadecuadas y los afectos-pasión que llenan su existencia, de una parte, y de otra parte las ideas adecuadas y los afectos activos a los cuales ustedes llegan.
Recuerdan las ideas inadecuadas -voy a terminar rápidamente para preguntarles si han comprendido-, las ideas inadecuadas y las pasiones, eso remite a la primera dimensión de la existencia: tener partes extensivas. Los otros dos aspectos, conocimiento de las relaciones y conocimiento de los grados de potencia como partes intensivas, remiten a los otros dos aspectos: las relaciones características y la esencia como parte intensiva. Supongamos que en mi existencia tengo, relativamente, no es cuestión de adjurar de las partes extensivas: eso sería matarse, y sabemos lo que Spinoza pensaba del suicidio. Imaginen que durante mi existencia yo haya relativamente alcanzado, Spinoza dice: pero eso sería imposible puesto que usted tiene partes extensivas y esta sometido a la ley de las partes extensivas, pero supongan que ustedes han alcanzado relativamente las ideas adecuadas y los afectos activos. He aquí un caso, primer caso. Segundo caso: imaginen que ustedes lo han alcanzado muy raramente, y poco duraderamente. Bueno, coloquense en el instante de su muerte, todo esto es muy concreto. Cuando ustedes mueren, en el primer caso y en el segundo caso, ¿qué pasa? Cuando ustedes mueren eso quiere decir que sus partes extensivas desaparecen; es decir ellas van a otros cuerpos, es decir: efectúan otras relaciones diferentes a las suyas. Pero cuando usted muere, y que, segundo caso, usted ha tenido, en la mayoría de su existencia, ideas inadecuadas y afectos pasivos, eso quiere decir que lo que muere es, relativamente, la mayor parte de usted mismo. Proporcionalmente la parte más grande de usted. Al contrario, en el otro caso, es curioso, es aquí donde interviene una especie de proporción relativa, es eso lo importante en el libro V, si eso se les escapa en el libro V, y sin embargo él lo dice explícitamente, creo que ustedes no pueden comprender el movimiento del libro V. El otro caso: supongan que en su existencia ustedes han alcanzado, al contrario, proporcionalmente, un número relativamente grande de ideas adecuadas y de afectos activos, en ese momento lo que muere de ustedes es una parte relativamente poco importante, insignificante. entonces, es curioso, me parece que aquí se introduce, con Spinoza, la idea de la existencia como experimentación. Pero no es una experiencia moral, es una especie de experiencia físico-química: experimento que soy eterno, si. ¿Qué quiere decir ese texto? Quiere decir: lo experimento ahora, ¿en qué condición?
La cuestión no es, para nada, que el alma sobrevive al cuerpo, la cuestión de la inmortalidad, que ha sido: ¿en qué sentido y bajo qué forma el alma sobrevive al cuerpo?, tal como ha sido planteado por la filosofía y la teología, si ustedes quieren, aunque las diferencias son grandes, de Platón a Descartes. De Platón a Descartes, lo que se ha planteado es, verdaderamente, la cuestión de la inmortalidad del alma, y la inmortalidad del alma pasa forzosamente, en ese momento, por el problema de un antes y un después. ¿Por qué? ¿Qué determina el antes y el después? Desde el punto de vista de la inmortalidad del alma, a saber el momento de la unión del alma y del cuerpo, a saber: el antes del alma es antes de la encarnación, antes de que el alma se una a un cuerpo, el después de la inmortalidad, el después del alma, es después de la muerte, es decir después de que... de ahí la incomodidad de todos los autores que han hablado de una inmortalidad del alma. ¿Qué es su incomodidad? Es que la inmortalidad del alma no puede ser aprehendida o no puede ser concebida más que sobre las esencias todavía temporales de un antes y un después. Y ese es el tema del Fedón que va sobre la inmortalidad del alma en Platón. El diálogo del Fedón de Platón lanza una gran doctrina de la inmortalidad del alma precisamente bajo la forma del antes y el después: antes de la unión y después de la unión. Cuando Spinoza opone su eternidad a la inmortalidad, vemos muy bien lo que quiere decir. Desde el punto de vista de la inmortalidad, si ustedes quieren, puedo saber que el alma es inmortal, pero ¿en qué consiste la inmortalidad? Consiste en decir que sé, por ejemplo, yo sé -de cuál saber, es otra cosa-, sé que mi alma no muere con mi cuerpo. Admito la idea platónica de que es un saber, no sé bajo que forma, y todos lo dicen, ¿por qué? Porque la inmortalidad parece excluir el antes y el después, por esto es ya una eternidad, pero precisamente solo puede ser sabida o conocida bajo las especies del antes y el después. Y Descartes lo dirá, ¿bajo qué forma? Que el alma sea inmortal, puedo decirlo: de eso estoy seguro, según Descartes. Pero ¿bajo qué forma? de ese no se nada. Lo más que puedo afirmar es que hay un antes y un después, que el alma no ha nacido con el cuerpo y no muere con el cuerpo. Puedo afirmar lo que, no puedo afirma el eso que o el cómo. Habría una intuición intelectual, como ellos dicen, ahora bien no se tiene la intuición intelectual. Muy bien, Spinoza no plantea el problema así, porque para él el problema no es el de un antes y un después, es un al mismo tiempo que. Quiero decir que es al mismo tiempo que soy mortal y que experimento que soy eterno. Y experimentar que soy eterno no quiere decir que hay un antes y un después, que ha habido un antes y habrá un después; eso quiere decir que desde ahora experimento algo que no puede estar bajo la forma del tiempo, y ¿qué es lo que no puede estar bajo la forma del tiempo? A saber que hay dos sentidos absolutamente opuestos de la palabra parte; a saber: hay partes que tengo: son las partes extensivas, exteriores las unas a las otras y las tengo sobre el modo del tiempo. En efecto las tengo provisionalmente, las tengo en la duración. Las tengo sobre el modo del tiempo, es decir partes exteriores las unas a las otras, las partes extensivas que tengo. Bueno. Pero cuando digo: partes intensivas, quiero decir algo completamente diferente. Los dos sentidos de la palabra "partes" difieren en naturaleza, porque cuando digo partes intensivas = esencia, no es una parte que yo tenga, ya no son partes que yo tenga, son una parte que soy. Soy un grado de potencia, soy parte intensiva, soy una parte intensiva y las otras esencias también son partes intensivas, ¿partes de qué? Bien, partes de la potencia de Dios, dice Spinoza. El habla así, muy bien. Experimentar que soy eterno es experimentar que "partes", en el sentido intensivo, coexisten y difieren en naturaleza de "partes" en el sentido extrínseco, extensivo. Experimento aquí y ahora que soy eterno, es decir que soy una parte intensiva o un grado de potencia irreductible a las partes extensivas que tengo, que poseo, si bien cuando las partes extensivas me son arrancadas = muerte, eso no concierne a la parte intensiva que soy desde toda la eternidad. Experimento que soy eterno. Pero, una vez más, con una condición, a condición de estar elevado a las ideas y a los afectos que dan a esta parte intensiva una actualidad. Es en ese sentido que experimento que soy eterno. Entonces es una experimentación que significa una eternidad o una coexistencia, y no una inmortalidad de sucesión, es desde ahora, en mi existencia, que yo experimento la irreductibilidad de la parte intensiva que soy de toda eternidad, que yo soy eternamente, con las partes extensivas que poseo bajo la forma de la duración. Pero, si no actualizo mi esencia, ni mis relaciones, si permanezco bajo la ley de las partes extensivas que se encuentran las unas a las otras desde el afuera, en ese momento no tengo la idea de experimentar que soy eterno. En ese momento, cuando muero, si, pierde la mayor parte de mi. Al contrario si he vuelto mi parte intensiva, proporcionalmente más grande, ¿qué quiere decir? evidentemente hay ahí una dificultad, he aquí que pongo en juego, si ustedes quieren, en una especie de cálculo proporcional, las partes extensivas que tengo y las partes intensivas que soy. Es difícil puesto que no hay comunidad de naturaleza entre los dos sentidos de la palabra "partes". Entonces ¿cómo puede decir que unas y otras son relativamente más o menos grandes que la otra? El nos dice: cuando muero, luego lo que perece, a saber las partes extensivas que se van a otras partes, eso que perece de mi, es en ciertos casos la mayor parte, y en otros casos es una parte muy insignificante, muy pequeña. Sería necesario, entonces, que la parte intensiva y las partes extensivas tengan una especie de criterio común para entrar en esta regla de proporción, a saber los dos casos extremos: o bien las partes extensivas que desaparecen, constituyen la mayor parte de mí mismo, o bien, al contrario, ellas solo constituyen una pequeña parte de mi mismo porque es la parte intensiva la que ha tomado la mayor parte de mi. Bueno, ¿no se puede ir más lejos?, a saber ¿qué puede ser, en nosotros, en la existencia, establecer esta especie de cálculo de proporción, o de sentido vivido de la proporción? Habría que decir que, si, ¿qué es importante en mi vida, qué es importante?
El criterio de la importancia. ¿a qué usted le da importancia? Eso es la importancia. Habría que hacer lo importante: ¡Ah, eso es importante, eso no es importante! Es necesario hacerlo un criterio de existencia. La gente, ¿qué juzga importante en su vida? ¿Lo importante es hablar por radio, es hacer una colección de estampillas, es tener buena salud? Quizá todo eso. Lo que es una vida alegre, en el sentido en que alguien muere diciendo: después de todo he hecho, en general, lo que quería, he hecho más o menos lo que quería, o lo que habría deseado, sí eso está bien. ¿Qué es esa curiosa bendición que uno puede darse a sí mismo y que es lo contrario de una satisfacción de sí? ¿Qué quiere decir esta categoría: "lo importante"? De acuerdo, eso es molesto, pero no es "importante". ¿Qué es ese cálculo? ¿No es la categoría de lo "extraordinario" o de "lo importante" la que nos permitiría hacer las proporciones entre dos sentidos irreductibles de la palabra "partes"? Lo que depende o lo que deriva de la parte intensiva de mi mismo, y lo que remite, al contrario, a las partes extensivas que tengo.
Y después, evidentemente está el problema de los muertos prematuros... la esencia singular, pasa a la existencia, bueno, pero ¿si soy aplastado como bebé? ¿eh? (Risas) ¿hasta que punto juega la regla espinozista? Pero finalmente el tiempo que yo duro no tiene ninguna importancia. Spinoza lo dice firmemente, y tiene el derecho de decirlo pues no ha muerto viejo pero no ha sido aplastado de bebé, ha tenido tiempo de escribir la Ética, entonces, ¿cuándo mueren los bebés? La regla de Spinoza... pero después de todo cuando muero eso solo quiere decir una cosa, a saber: ya no tengo partes extensas, aquí uno está molesto frente al caso de los muertos prematuros, porque los muertos prematuros, siempre se puede decir: tienen su esencia eterna, pero esta esencia eterna, una vez más, tal como se lee en Spinoza, no es simplemente una esencia como una figura matemática, es una esencia que solo existe como esencia en la medida en que ha pasado por la existencia, es decir o ha actualizado su grado, o ha actualizado por sí misma su grado, es decir la parte intensiva que era. Va de si que cuando muero prematuramente, para nada he actualizado la parte intensiva que yo era. En otras palabras no he expresado, no he hecho el ser intensivo que soy.
Entonces eso funciona cuando muero a cierta edad, pero ¿todos los que mueren antes? Creo, en efecto, que es necesario más bien... bueno, si uno imagina que un corresponsal habría podido preguntarle eso a Spinoza, ¿qué habría respondido Spinoza? Creo que no habría sido difícil, habría dicho algo así como: bien si, eso hace parte de la irreductible exterioridad de la Naturaleza, hace parte de la cohorte de gente que han sido, serán, que son envenenadas, etc... que todo ese problema de la parte extensiva de nosotros mismos era tal que en ciertos casos él podría en efecto hacer... yo diría que, en términos espinozistas, habría que decir: quien muere prematuramente, si, es un caso en el que la muerte se impone de tal manera que, se impone en condiciones tales que, en ese momento concierne a la mayor parte del individuo considerado.
Pero lo que se llama una vida afortunada es hacer lo que se puede, y Spinoza lo dice formalmente, conjurar las muertes prematuras, es decir impedir las muertes prematuras, ¿qué quiere decir? no impedir la muerte, sino hacer que la muerte, cuando sobreviene, concierna solo a la parte más pequeña de mi mismo. He aquí, creo, tal y como el veía, experimentaba y sentía las cosas.
¿Tienen preguntas por hacer, reacciones? No teóricas, solo de sentimiento.
Pregunta (chica joven con acento, quizás suramericano): En la Ética Spinoza dice: intelligo ????, el dice: "yo". Cuando quiere citar un ejemplo, dice Pablo o Pedro, y cuando dice nosotros sentimos y nosotros experimentamos, es un "nosotros" que cuenta, eso quiere decir nosotros en conjunto. Y de la misma manera cuando habla del amor intelectual de Dios, en el libro V, es Omnium, el conjunto de todos. Entonces quizás la muerte prematura puede ser corregida de cierta manera por esta alianza, por esta comunidad.
Gilles Deleuze: Si, lo que dices es profundamente cierto porque el "nosotros" significa que, a nivel de las esencias, el solo puede ver, una vez más, oposición a nivel de los existentes y de las partes extensivas. Entonces las esencias convienen todas con todas, como esencias. Entonces decir, en efecto, que son las esencias de los vivos que han sido relativamente logradas las que pueden tomar a cargo esos muertos prematuros, eso, de acuerdo.
El, ¿ha tenido una muerte prematura? Para su gusto seguramente no ha sido un muerto prematuro, sin embargo ha muerto antes de terminar un libro al que se dedico mucho, pero seguramente, es difícil decir como muere alguien, pero es difícil imaginar muriendo de manera diferente a quien... se dice que había hecho lo que quería, porque él ha hecho lo que quería.
Pregunta (la misma joven): ... porque le has dado a la eternidad de la esencia una manera que es vertical, con relación a Dios, con relación a la conciencia, ¿puedes establecer una manera horizontal?
Gilles Deleuze: ¿a nivel de la comunidad de las esencias? Tu, insistes mucho más que yo sobre la comunidad, para mi es una consecuencia.
Pregunta: eso permite distinguir el segundo género y el tercer género de conocimiento, que en un momento tu asimilas xxxxx, que dejas de diferenciar.
Gilles Deleuze: si, eso es porque no tengo el tiempo. No digo no, lo que puede tener ventajas. Tu, insistes en una comunidad de esencias. Para mi es simplemente una consecuencia: la comunidad derivada de las esencias no es constitutiva de las esencias, eso es cierto. Si, es verdad. Hay puede haber una diferencia. En efecto se podría concebir una exposición que pusiera el acento sobre la conveniencia de las esencias unas con las otras antes que nada. Si, te diré: creo que convienen solo en la medida en que han logrado actualizarse. Entonces para mi la conveniencia, no estaría en desacuerdo, pero aquí se trata de una diferencia de acento. Como les he dicho siempre, en una lectura, es forzoso que ustedes pongan sus propios acentos. Bueno.
Pregunta: sobre la muerte (difícilmente audible)... la muerte no tiene ningún objeto... salirle al encuentro a la muerte, vencerla, ¿eso no es xxxx?
Gilles Deleuze: Solo puedo responder sobre el punto siguiente: ¿qué nos dice Spinoza al respecto? Evidentemente para él, salirle al encuentro a la muerte, es el tipo mismo, es casi la sima de la vida inadecuada, y se comprende muy bien por qué, para él. Porque él tiene una idea en la cual cree, y es una de las ideas más profundas que se han tenido, él cree que, por naturaleza, la muerte, sea la que sea, viene del afuera. Que la muerte, fundamentalmente, es la ley de las partes exteriores unas a las otras, y si no la idea misma de muerte no tiene ningún sentido.
Entonces, que la muerte siempre viene del afuera, donde Spinoza es muy, muy fuerte es que, a mi modo de ver, es el único en conciliar completamente la idea de que la muerte es inevitable y que cualquier muerte viene de afuera. Generalmente cuando se dice que la muerte viene de afuera, se lo recibe como una objeción: ah, pero entonces, si la muerte viene de afuera, no es necesaria, después de todo ustedes podrían no morir... fin de la cinta... no hay una muerte que venga de adentro. Spinoza hace parte de aquellos para los que la idea de una pulsión de muerte es un concepto grotesco, absolutamente grotesco, que es verdaderamente ...
Richard: Es respecto a la pulsión de muerte. El escritor Armand Farrachi desarrollaba una intuición que me parece complementaria de la idea de Spinoza: es que si se exceptúa el caso de figura posible del bebé aplastado, encontramos esto un poco por todas partes, y él cita ejemplos concretos: una especie de sentido íntimo o un sentido interno de la duración, con relación al accidente. A saber: tal escritor dedicará toda una vida, es decir ochenta años para desarrollar su obra, por ejemplo Victor Hugo, otro dedicará dos o tres años para desarrollar su "obra", y cita el ejemplo de Rimbaud o de Lautréamont. Y efectivamente a los veinticinco años han terminado, otros terminan a los ochenta. Se encuentran exactamente los mismos casos en músicos celebres como Mozart en un caso y Bach en el otro. Y ellos hacen y dicen cosas de potencia "equivalente", no se puede decir que la obra de Mozart sea más importante que la obra de Bach, o que la obra de Victor Hugo, por ejemplo, sea más importante que la de Rimbaud. Entonces sucede como si hubiese una velocidad de desarrollo, una especie de percepción intima de una duración dada para la creación de la obra, y que al final, existe esa relación accidental que pondrá fin a esa obra. Pero, en todos esos casos, la obra estará "hecha" y "terminada". También hay ejemplos filosóficos.
Gilles Deleuze: Si, creo igualmente que habría que tomar ejemplos no sublimes, a saber, no estéticos, no artísticos. Esta especie de Aprehensión, de evaluación del tiempo que queda, es un sentimiento que es muy, muy... es un sentimiento profundo en la existencia. ¿Con qué medida, con que genero de cantidad se hace eso? ¿Con qué genero de cantidad se hace eso? Cuando la gente tiene la impresión de que no estará por mucho tiempo. ¿Cómo prepararse, como se dice: arreglar sus asuntos, arreglar sus cosas? Eso es interesante, existen esas evaluaciones. Lo que es muy importante, en efecto, en lo que dice Richard, es, me parece, que no es tanto una evaluación global. No esta ligado a la edad, ese sentimiento no está ligado a una edad, en efecto, que viene del fondo y que hace decir: hombre, quizás eso toca a su fin. Y es lo contrario de un pánico, todo eso es lo contrario de una angustia. ¿Cómo explicarlo? Vuelvo a esto: la muerte viene siempre de afuera, si de acuerdo, no hay muerte que no sea accidental. La vejez también viene de afuera, todo eso viene de afuera: es una usura de las partes exteriores. Entonces lo interesante es que hay de una parte, en las leyes generales de la especie: sé que la especie implica tal duración, a grosso modo, tal duración global. Entonces hay determinaciones globales de la especie. Pero ¿qué quiere decir eso? Una especie dura tanto tiempo, por ejemplo un gato vive tantos años, un hombre vive tantos años, en promedio, esos promedios de vida, ¿qué quieren decir? quiere decir que hay duraciones globales, duraciones estadísticas que marcan el tiempo bajo el cual las partes extensivas pertenecen a tal esencia. Una esencia de gato, bien si, ¿cuánto tiempo es la vida de un gato? ¿Diez años, doce años?
Comptesse: dieciocho años (risas).
Gilles Deleuze: ¿los monstruos? No, normalmente, tienen la suerte de los gatos. ¿Dieciocho años, un gato? Hola, catastrófico, enorme -risas-. Creo que es un gato excepcional. Los hombres actualmente viven , yo no se, ¿cuál es la duración media? Es el tiempo durante el cual, una vez más, las partes extensivas bajo las relaciones que me caracterizan, bueno... pero, lo que hace que esas partes extensivas me pertenezcan y dejen de pertenecerme, todo eso es del dominio de los accidentes extrínsecos. Simplemente es evidente que los accidentes extrínsecos tienen leyes, eso tiene leyes. Entonces, en ese sentido la muerte es necesaria, es absolutamente inevitable, pero responde siempre a leyes que regulan las relaciones entre partes exteriores las unas a las otras, en ese sentido siempre viene de afuera. Simplemente, precisamente, como dice Spinoza todo el tiempo: soy una parte de la Naturaleza, es decir, estoy abierto sobre todo ese modo de la exterioridad. En tal sentido la muerte es inevitable, entre más viene del exterior más necesaria es.
Comptesse: Hay un problema que se plantearía y es: que si la muerte, si se admite, y como no admitirlo, que la muerte viene del afuera, si viene del afuera, viene del afuera una afección, una afección mortal que viene del afuera y que pasa en el adentro. Y el problema se plantea o se plantearía es si hay una idea adecuada de la afección, y si los afectos de los que habla Spinoza pueden -es decir ante todo la alegría y la tristeza-, pueden traer una idea adecuada de la afección mortal como viniendo de afuera. Este sería un problema que se plantearía en Spinoza pues no hay que olvidar, hay ciertos textos donde el dice que es como un enfermo, y como un enfermo que va a morir, que va a hundirse si no encuentra, justamente, una vía de salud. Cuando Spinoza habla así, en los primeros textos, no se trata simplemente de una muerte que viene de afuera, es el efecto de una afección, o de algo que provoca una enfermedad, y a esa enfermedad hay que encontrarle un remedio. Y el remedio es una forma de pensamiento o, justamente, una forma de conocimiento, como él lo dice. Pero no podemos decir simplemente, sin que por eso nos quedemos en un axioma muy simple: la muerte viene del afuera, simplemente. por ejemplo, hay ciertas imágenes que participan de la afección y que serían incomprensibles si se dejara la afección mortal en el axioma de la exterioridad radical. *
Por ejemplo, pienso en un texto de Henry Miller, en "El mundo del sexo", él cuenta, Miller, no un acontecimiento que busque olvidar, algunos buscan olvidar toda su existencia, o ciertos acontecimientos, pero él habla en "El mundo del sexo" de un acontecimiento casi inolvidable y que todavía lo afecta, pero del que no comprende completamente ni lo que produce en él esta afección, ni lo que hace que tenga la afección cuando piensa en eso. Es el acontecimiento en el que dice que cuando él vio, por primera vez, el sexo de una niña, tuvo la extraña impresión de que esta niña se desdoblaba, él tenía ocho años, la pequeña se desdoblaba, y surgía la sobreimpresión de un hombre con máscara de hierro. Es una experiencia muy rara. Hay toda una serie a partir de esta, habla de una máscara africana, y la misma alucinación del hombre de la máscara de hierro, y dice que debe haber una relación entre la excitación y la agresividad de tipo viril, y justamente este acontecimiento xxxx xxxx. Entonces tenemos aquí un tipo de afección aún secundaria que, para un escritor, en su experiencia misma de escritura, no alcanza justamente a decirse. Entonces tiene afecciones mudas o indecibles. Cuando se axiomátiza la muerte diciendo que es una muerte que viene de afuera, es el problema a la vez de la afección indecible y de los efectos de la afección, o de las series acontecimentales a partir de esos efectos.
Gilles Deleuze: Confieso que comprendo lo que dices, y me parece interesante, pero confieso que, a mi manera de ver, eso no tiene nada de espinozista.
Comptesse: No he dicho que sea espinozista.
Gilles Deleuze: ¡Ah, de acuerdo! Spinoza no hablaría así, a propósito de la muerte que viene del afuera, él no piensa que entonces ella pase necesariamente adentro. Si han comprendido no hay interioridad, a ese nivel, en Spinoza. Todo es exterior, y permanece exterior. La única interioridad tal como la concibe Spinoza, está -y él emplea la palabra-, está en el lugar de las esencias singulares, él habla de esencias íntimas. La esencia singular está, en efecto, definida por una intimidad, ¿qué significa eso? Eso quiere decir que, como parte intensiva, ella tiene una interioridad. ¿En qué consiste su interioridad? Curiosamente la interioridad de un grado de potencia es la manera en que comprende en sí los otros grados de potencia. Y esta es una de las grandes diferencias entre partes extensivas y partes intensivas. Una parte intensiva cualquiera es una pars intima, es decir una parte intima. ¿Qué quiere decir una parte intima? Es muy preciso, quiere decir que un grado de potencia, como tal, comprende en sí los grados de potencia inferiores -no se confunde con ellos-, pero comprende en sí los grados de potencia inferiores y los grados de potencia superiores.
Por esto es que todas las esencias convienen las unas con las otras, en virtud de esta intimidad de todas las esencias en cada esencia. Lo que tu decías hace un momento yo podría retomarlo a nivel de la conveniencia de las esencias, y es esta intimidad de todas las esencias en cada una. Para Spinoza hay entonces, a este nivel, una interioridad. Pero a nivel de la existencia y de las partes extensivas solo hay exterioridad, ninguna interioridad. Entonces los afectos que dependen de las partes extensivas permanecen únicamente como afectos de exterioridad. Si bien, creo, Spinoza no podría tomar por su cuenta la formula que acaba de emplear Comptesse, a saber: un afecto venido del afuera pasa necesariamente al adentro. No puede pasar más allá puesto que el afecto intimo solo puede ser un afecto de la esencia como esencia, como parte intensiva, en tanto que grado de potencia. Mientras que los afectos que vienen del afuera solo pueden ser afectos que dependen de las interacciones de partes exteriores las unas con las otras. Y no hay comunicación entre los dos. Puedo pasar del primer género al segundo y al tercero, pero un afecto del primer género, un afecto-pasión no pasa en el adentro, es decir no deviene afecto de esencia.
Entonces todo tu desarrollo es muy interesante con un ejemplo que hace estremecer, porque, tu sabes, que Miller, Miller es un curioso autor en este aspecto, en cuanto a lo que aquí nos ocupa, tiene páginas que son indudablemente espinozistas, pero no es un comentador de Spinoza, entonces tiene el derecho. Ahora tenemos la coherencia de su propia inspiración, elementos de inspiración muy espinozista, y remiten a todo el panteísmo de Henry Miller, y después están las inspiraciones que vienen de muchas partes, todo un campo que le viene de Dostoievsky, y el mejor, el más bello, lo que viene de sí mismo, a saber lo que hace que todas las operaciones consistan las unas con las otras, se convengan las unas con las otras. Ahora bien hasta que punto todo lo que has des arrollado es evidentemente no espinozista, eso no es difícil, si usted recuerda el ideal de Spinoza. El ideal de Spinoza no lo había nombrado, pero aprovecho para recordarlo aquí, es verdaderamente que el mundo de lo inadecuado y de la pasión es el mundo de los signos equívocos, es el mundo de los signos oscuros y equívocos. Ahora bien tu has desarrollado en Miller el ejemplo de un signo oscuro. Ahora bien Spinoza sin ningún matiz diría: usted se arrastra en el primer género de conocimiento, se arrastra en la peor de las existencias mientras permanezca en los signos equívocos, sean los de la sexualidad, sean los de la teología, sean los que sean, poco importa de donde vienen esos signos, sean los signos del profeta o los signos del amante, es lo mismo, es el mundo de los signos equívocos. Ahora bien, al contrario, todo el ascenso hacia el segundo genero y hacia el tercer género de conocimiento, es suprimirlos al max