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Écouter Gilles Deleuze
Vérité et temps, le faussaire
He aquí lo que vamos a hacer este año, mi suerte depende por completo de esto. Voy a decirles lo que quisiera hacer este año. Quisiera, realmente, repetirme. Quisiera rehacer lo que hemos hecho. Pero es necesario que me explique un poco. Quisiera hacer filosofía a la manera de las vacas. Rumiando. Pero los ejercicios de rumiar no son yoga. Solamente un autor ha sabido rumiar, y es grande entre los grandes, es Nietzsche. Por eso Nietzsche tenía a la vaca como animal sagrado. Decía que las vacas eran vacas del cielo. Ahora bien rumiar, para él, consistía en lanzar un aforismo y leerlo dos veces. Para mi no es al nivel del aforismo, porque el aforismo no es mi asunto, sino la necesidad de rumiar algo. ¿Por qué digo que eso es necesario para aclararme a mi mismo? Quiero verdaderamente repetirme, y retomar todo esto repitiéndome. Encuentro que el último año fue una cosa mínima, es por eso que experimento la necesidad de justificarme ante ustedes. Lo de menos es el hecho de que desde hace muchos años yo cambio de asunto cada año, y esa es como, no un punto de honor, sino como la condición de cualquier profesor. Cambia de asunto cada año. Y cuando se nos reprocha, hay que decir que si queremos cambiar de asunto cada año, eso exige mucha, mucha preparación. Es justamente lo que he hecho hasta ahora. Y el último año he caído en una trampa en la que no creía. He hablado mucho de cine, pero lo que tenía en la cabeza no era el cine, sin embargo he hablado mucho. Lo que yo tenía en la cabeza era una clasificación de los signos, todos los signos del mundo. Y entre más avanzaba más me decía –supriman todo lo que hay de orgulloso en lo que digo, es simplemente para ir más rápido-, entre más avanzaba tenía, cada vez más, la impresión de tener algo. Y como estaba, al mismo tiempo, preocupado por el cine, que descubría, que iba demasiado rápido, yo lanzaba cosas y no las desarrollaba, había cosas que yo dejaba caer. Bueno. Y finalmente eso era lo que me interesaba a mi, y a quienes estaban aquí lo que les interesaba era, quizás, lo que yo iba a decir sobre el cine. Al final del último año yo tenía la impresión de haber rozado algo importante para mi, y haber pasado de largo. Y, sin embargo, me digo, siempre hablándome a mi mismo, que si llego a esa clasificación de los signos, evidentemente eso no va a cambiar el mundo, pero me va a cambiar, eso me llena completamente de placer. Es lo que quiero este año, lo que quiero este año es retomarlo y retomarlo sobre un ritmo muy diferente al de los otros años. Hago una especie de confesión frente a ustedes, ustedes me perdonarán, me digo: ¿qué he hecho los otros años?, me digo: ¿qué he hecho durante diez años? desde hace diez años hago de clown, ¡hago de clown y ustedes lo saben! es por eso que son ustedes tan numerosos. No digo que vengan a reírse, evidentemente no, si vienen es que les interesa, les interesa el espectáculo. Es el espectáculo. De todas maneras hay una prueba: hablo frente a las grabadoras. Hablo frente a una mitad de humanos y una mitad de grabadoras, a veces se desdoblan: mitad humanos y mitad grabadoras, a veces no hay humanos y una grabadora. Es el espectáculo, entonces, en efecto, está bien, algunos vienen a ver la cabeza que tengo y yo miro la cabeza que ellos tienen. Todo eso. Y yo hablo sin detenerme, sin detenerme, pongamos dos horas, dos horas y media, y después estoy que estallo y ustedes están completamente embrutecidos. Es del nivel de Sylvie Vartan. No digo que este mal. Para mi han sido formidables todos estos años, verdaderamente muy, muy bien. Estoy contento, estaba contento, estábamos muy contentos, encontrábamos esos asuntos, y yo siempre había pensado que un curso implicaba la colaboración entre quien habla y quienes escuchan, y que esa colaboración no pasaba forzosamente por la discusión, más aún que muy rara vez pasaba por la discusión. Los tipos a los que les sirve algo que escuchan, generalmente les sirve seis meses después, y a su manera, en un contexto completamente diferente. Lo toman, lo transforman, y eso también es una maravilla. Lo que nunca he podido obtener son las reacciones, he podido tener las objeciones, esas siempre me son dolorosas e insoportables, pero las reacciones en las que un tipo me diga: olvidas tal dirección en la que se podría ir a ver, ¿cómo obtener esto? es algo que ha estado siempre un poco en mi cabeza. Entonces ustedes comprenden lo que yo quisiera este año cuando digo que voy a repetirme, sí voy a repetirme completamente. Entonces esta será una nueva manera que yo nunca he hecho, sueño con hacerlo y nunca he podido. ¿Por qué? porque había demasiada gente y eso solo se puede hacer en un grupo relativamente restringido, donde lo ideal sería que la mitad fuesen nuevos y la mitad antiguos, que ya hayan asistido. Voy a explicarlo para que cada uno de ustedes pueda juzgarlo. He hecho algunas cosas el último año, no las retomare todas, no las retomare de la misma manera, pero haré divisiones mucho más estrictas. Yo les diré el tema de hoy, algunos días serán dos temas, tres temas, y, ustedes lo sentirán, será una progresión muy, muy lenta, al final de cada tema yo quisiera que algunos de ustedes, un grupo o alguno de ustedes juzgue el tema. Que me digan si va o no va, con el compromiso de mi parte de que si eso no va, será puesto a punto en un tema siguiente, posterior. Yo les numerare mis temas, será como una especie de firma, después veremos, corregiremos en el momento. Por eso estoy aquí cerca del tablero, haré pequeños dibujos, esquemas, entonces ustedes podrán corregir los esquemas, podrán corregir los esquemas, eso será estupendo, usted vendrá del fondo y corregirá mis esquemas. En ese momento yo estaré, evidentemente, furioso, pero quizá sea él quien tiene razón. Pero se sabrá de que se habla, serán temas muy precisos, y no se tratará de hablar alrededor de, no se tratará de hablar de otra cosa, ustedes aceptan mi autoridad únicamente para decir: se habla de esto y no de eso. No podrá decírseme: y ¿por qué no hablas de otra cosa?, no se hablará de otra cosa porque es así, es todo. Pero al contrario ustedes me corregirán, me prolongarán. Bien, es lo que quisiera hacer. Entonces, evidentemente quienes no soporten –insisto será muy machacón-, y aún los mejores de entre ustedes, no quiero decir los mejores, sino aquellos que me son favorables, se dirán a veces: zut… ¿por qué vuelve y vuelve sobre eso? creanme, no será para ganar tiempo, porque aún si ustedes no sintieran la necesidad, yo la sentiría por mi mismo. Porque es lo mismo, cuando alguien habla el auditor puede muy bien creer que eso va de si. Extrañamente, en mi experiencia, pero inversamente también, cuando usted cree que algo va de si, para mi, al contrario, es un problema, hay algo que intento esconder, que no esta a punto. E inversamente, cuando ustedes tienen el sentimiento de que eso no va de si, que hay algo por lo que he pasado demasiado rápido, para mi eso va por completo de si y es absolutamente fácil, entonces es por allí que puede desarrollarse un diálogo que ya no se dé de la manera clásica. Es que ni ustedes ni yo tenemos razón, ¿comprenden? no es que yo tenga razón cuando digo: eso para mi va de si, y eso otro no va de si. Y para ustedes es lo inverso, pero eso quiere decir algo muy importante. De todas maneras la gente no puede escucharse, unos no pueden escuchar a ninguno, esa es la única igualdad de quien habla y quienes escuchan. La gente sólo puede escucharse una a otra si tienen un mínimo de armonía, de comprensión, implícita; es decir una manera común de plantear los problemas. Si no planteamos los problemas de la misma manera, no vale la pena escucharse, es como si uno hablara chino y el otro inglés, sin saber las lenguas. Por eso nunca he considerado que un estudiante no tenga la razón si no viene a escucharme. Solo puede venir a escucharme si tiene, por si mismo, por ese misterio que es la afinidad, una cierta manera común de plantear los problemas. Puede muy bien suceder que después de dos veces ustedes digan: ¿pero, de qué nos habla ese tipo? Si ustedes tienen ese sentimiento, eso no quiere decir nada ni contra mi ni contra ustedes, eso quiere decir, para emplear una palabra complicada, que sus problemáticas no pasan por las mías. Cuando se dice que los filósofos nunca están de acuerdo, es algo que siempre me ha golpeado porque yo creo que la filosofía, mucho más que las ciencias, es una disciplina de la coherencia absoluta. Cuando se dice que dos filósofos no están de acuerdo, nunca es porque den dos respuestas diferentes a una misma cuestión, es porque no plantean el mismo problema. Simplemente como nunca podemos decir el problema que planteamos puesto que yo no puedo resolver algo, y decir el problema que estoy resolviendo. Son dos actividades diferentes. Entonces, el problema siempre es lo implícito. Yo tendría a bien decir, a grosso modo, he aquí cual es el problema, sería necesario siempre que ustedes sientan algo más allá, y ese sentir algo más allá es lo que hace que la gente se entienda o no se entienda, entonces si no tenemos una manera un poco común de plantear los problemas, entonces no hay nada.
Eso implica esta especie de rumiado, de repetición sobre mi clasificación de los signos. Quiero llegar finalmente a lo que había llegado al final del último año, eso es lo que quiero tratar este año: los signos del tiempo. Si tuviese que poner una frase, este año quisiera comentar la expresión que podría ser: “la hora llego”, o “el tiempo ha venido”. La hora llego, el tiempo ha venido, el Zarathustra termina en algo así. La hora llego, o el tiempo ha venido, dice Zarathustra. Perfecto. El llega a ese punto extremo donde el signo y el tiempo son como… ¿qué es la relación del signo y del tiempo? ¿hay signos del tiempo? ¿hay signos especiales ? ¿el ser del signo es tener una relación tal con el tiempo? En fin, poco importa. Tengo necesidad de retomar mis puntos, mis pequeñas máquinas, tengo necesidad de entenderme con ustedes.
Ustedes podrían decirme –tienen todo el derecho- ¡exageras!, eso será demasiado lento, hemos comprendido muy bien. Pero sobre la masa de lo que hemos hecho el último año, yo estaría completamente satisfecho –no por mi- de encontrar que verdaderamente había algo, sobre esa masa tengo necesidad absoluta, tengo una necesidad personal de retomarla, de calmarme, de ver si eso me lleva a alguna parte, y estoy seguro que eso me lleva a alguna parte. Muchos de ustedes conocen lo que en química se llama una tabla de Mendeliev. Lo que quiero es una clasificación de los signos bajo la forma de una tabla de Meldeliev, donde necesariamente obtendríamos casillas vacías. Yo diría: ¡no hay un signo!, ¿cómo puede ser eso? Debería haber uno, y de golpe inventaríamos el signo por venir. Eso estaría bien porque, de golpe, esos signos se podrían hacer con el cine, esos signos aún desconocidos. En fin, no, no podríamos conocerlos mucho, pero diríamos: es necesario uno aquí, ¡no lo encontramos! No sabemos cual, y en ese momento quizá uno de ustedes lo encuentre. Tengo necesidad de eso.
Entonces llego a la pregunta que alguien justamente me había planteado en otro momento: ¿qué pasa? Tengo necesidad de un grupo restringido. Me dirán: y ¿los otros? yo, yo quiero, este año, nunca lo he pedido en los otros años, salvo para reír, lo he pedido pero no creía en eso, este año si creo. Excluyo, y es así, excluyo el hacer eso que se llama un seminario cerrado, porque me parece vergonzoso, es lo contrario de lo que es Paris VIII, eso no es lo que quiero. Lo que quiero es un pequeño grupo, el pequeño grupo que ocupa esta sala. Si ustedes han comprendido mi programa de este año, comprenden que no puedo ejecutarlo en otras condiciones. Si son, como el último año, ciento cincuenta o doscientos en esta sala, donde muchos vienen –y eso está bien- donde muchos vienen, a la vez por el espectáculo, y con la idea de lo que pueden sacar de lo que hacemos, lo tomaran en su momento -cosa que encuentro, una vez más, perfecta- y como ellos quieran y cuando quieran. Eso siempre me ha parecido perfecto, pero este año busco otra formula. Lo que pido es la formación de un pequeño grupo que acepte, a su vez, las condiciones que estoy proponiendo, venir, retomar y perfeccionar, perfeccionar conmigo lo que hacemos. Eso implica un grupo pequeño, de máximo esta sala, todo el mundo sentado. Entonces ¿los otros?, no es difícil.
Durante más de diez años he hecho cursos para todo el mundo, decido este año hacer uno que no sea para todo el mundo. Entonces, ¿los otros? No hay problema, se puede pedir al departamento de filosofía, hay muchos cursos. No hay ninguna razón para que ustedes rechacen otros cursos. Si se reparten encontrarán cursos que les convienen mucho más. Si ustedes rehúsan mis condiciones, no se trata de que yo las aplique autoritariamente, evidentemente, solo puedo aplicarlas solapadamente… entonces, si ustedes no aceptan estas condiciones ¿qué me queda por hacer? Mi proyecto, al que tiendo como a mi vida, mi vida espiritual, no como mi vida llana sino, esto es lo maravilloso, mi vida mental, ese proyecto al que tiendo, me vería forzado, evidentemente, a renunciar a él. Si ustedes siguen siendo tan numerosos volvemos a la payasada. Quiero decir la payasada con todo respeto. De nuevo debo hacer de clown, de nuevo debo hacer mi número. En ese momento, para vengarme, les hablaría de Descartes y de Kant, y después les haría preguntas escritas. ¡Ustedes lo habrían querido! Habrían querido un gran curso, y quienes no supieran de memoria el cogito en Kant, les rehusaría el uv, lo haré. Iremos al anfiteatro, todos moriremos, devendremos amarillos, ciegos, todo eso, pero yo haré lo que ustedes quieren, ¿me he explicado claramente? ¿tienen preguntas?
Intervención : compleja y poco audible. Protestas.
Deleuze : Escúchenme. Es verdad que hablar tiene muchos sentidos, pero para mi, hablar solo puede tener un sentido. Hablar quiere decir que cada uno se expresa. Es lo contrario de la filosofía. Hay un bello texto de Platón, en un dialogo con Sócrates donde Sócrates dice : es curioso lo que pasa, hay asuntos sobre los cuales nadie se atreve a hablar, a menos de ser competente, por ejemplo sobra la fabricación de calzado, o sobre la metalurgia. Y después hay una masa de asuntos de los que todo el mundo se cree capaz de tener un punto de vista. Es un buen tema socrático, y, he hay, esta masa de asuntos sobre los que todo el mundo cree poder tener un punto de vista y que, entonces se agita particularmente antes o después de la cena, o durante la cena: ¿qué piensas de eso, cual es tu punto de vista? Eso cubre lo que se llama filosofía. Bien, la filosofía es la materia de la que todo el mundo tiene una opinión. Saber si Dios existe, de eso se puede hablar en el momento del postre. Saber si Dios existe, sobre una pregunta como esta todo el mundo tiene un punto de vista, cada uno tiene algo que decir. Al contrario, acerca de la fabricación de calzado, aquí somos más prudentes, porque tememos decir tonterías. Pero sobre Dios no se teme decir una tontería; esto es, por lo menos, curioso. Sócrates ha captado, en la aurora de la filosofía, ha captado algo que era perfecto. ¿Por qué? Si comprendemos esto, comprendemos todo. ¿Qué es la filosofía? la filosofía es algo de lo que tu dices de entrada: hay no te expresas. Hay tu no te expresas. El último año yo hablaba de esos llamados que eran el único lado despreciable de 1968: exprésate, exprésate, toma la palabra. Mientras que no nos damos cuenta, una vez más, que las fuerzas más diabólicas, son las fuerzas que incitan, que nos incitan a expresarnos. Esas son fuerzas peligrosas. Consideren la tele, no nos dice: ¡cállate!, nos dice continuamente : cual es su punto de vista, cual es vuestro punto de vista, cual es vuestro punto de vista sobre esto, cual es tu punto de vista sobre la inmortalidad del alma, sobre el genio de Pívot, sobre la popularidad de Maurois, etc… entonces es necesario expresarse. Se ordenará su barrio, se tendrá un cuaderno de cargos, todo eso. Digo que es un peligro, un inmenso peligro. Es necesario resistir a esas fuerzas que nos fuerzan a hablar cuando no tenemos nada que decir. Eso es fundamental. Igualmente toda palabra que consiste en decir su punto de vista sobre algo es anti-filosófica. Los griegos tenían una muy buena palabra para eso, es lo que llamaban la doxa y que ellos oponían al saber, aún antes de saber si el saber era algo existente: ¿hay saber? En todo caso sabemos que la filosofía no es la confrontación de opiniones. Entonces hablar no es yo diciendo, por ejemplo: yo, he aquí lo que pienso, y usted diciendo: bien, yo no pienso así. En la medida en que usted es filósofo, usted rehúsa participar en cualquier conversación de este tipo, a menos que sea sobre lo insignificante. Entonces sobre lo insignificante es muy cómodo y alegre decir: tienes muy buena cara hoy, ¡no, no tengo buena cada, no me siento bien!. Eso es la doxa, el reino de la opinión, y también es la amistad. La amistad se forma al nivel de la doxa. Hacer filosofía es otra cosa, hacer filosofía es construir conceptos y eso solo quiere decir eso. A mi modo de ver es un camino de creación, los conceptos no existen, no están ya hechos, no son pequeñas estrellas en el cielo que tratamos de descubrir. Los conceptos son objetos de una creación y, una vez más, en la filosofía hay tanta creación como en la literatura o en la música, simplemente se trata de crear conceptos. ¿Conceptos que responden a quién? ¿Cuándo es necesario un concepto? ¿Cuándo está bien o mal hecho? no basta con que no sea contradictorio, de ahí la noción de consistencia, es necesario que un concepto sea consistente, pero ¿qué es la consistencia de un concepto? Cuando ustedes hablan de los grandes filósofos ustedes pueden numerar los conceptos que ellos han creado. Cuando digo “cogito”, esa no es una proposición eterna, no existía, es un concepto proposicional que ha sido creado, literalmente, por un filósofo llamado Descartes. Bueno él ha hecho algo. Si toman el concepto de “idea”, es un concepto muy raro, extraordinario, no es un asunto de opinión. Es por eso que la filosofía implica un saber, es como en matemáticas, si usted no sabe lo que es el Cogito, si usted no sabe lo que es una idea, usted puede interesarse en la filosofía, usted no hace exactamente filosofía. Bien, el último año hable de un concepto que está firmado por Bergson, que es el concepto de “duración”. Entonces, ¿qué es lo que quiere hacer? Si alguien dice: no estoy de acuerdo, es como si alguien dijera: no estoy de acuerdo con Matisse. De acuerdo, no estás de acuerdo con Matisse, bueno ¿a quién le molesta? ¿Qué quiere decir eso? Es un no-sentido. A menos que se me diga: tengo otro concepto, he creado otro concepto que vuelve a aquel otro ineficaz o inconsistente. Entonces, ¡hay si! Pero en ese momento ya no es “yo no estoy de acuerdo”, es otra cosa. Entonces hablar no es decir su punto de vista sobre algo. Al contrario, para responder a la pregunta, cuando yo digo que lo que quiero verdaderamente este año es que ustedes hablen, eso quiere decir: que si son ustedes quienes vienen y yo quien habla, eso está bien. Vuestra tarea consiste en decir, sea a nombre de su pensamiento, sea a nombre de un sentimiento, hay sentimientos de pensamiento, el pensamiento es múltiple. Lo que no quiere decir: mi punto de vista, eso quiere decir: si, en tu asunto tengo la impresión de que hay algo que no va, que está desequilibrado, o ustedes me dicen: eso me despierta, lo que tu dices despierta en mi algo que yo no había pensado. Y si se ponen las dos en relación, ¿qué es lo que pasa? O bien usted me aporta un ejemplo, ustedes me dirán que deduzco cosas menores, no del todo, una pequeña corrección puede cambiarlo todo. Es por eso que si tomamos “hablar” en ese sentido, ustedes tienen perfectamente la posibilidad de hablar. Ha sucedido muchas veces, el último año, que alguien habla y sopesa algo en lo que yo no había pensado, y que enseguida implica, para mi, cambios muy importantes. Esto es lo que quiero decir. Es lo que quiero decir, con la esperanza de que ustedes acepten estas condiciones.
Discusiones.
Tomemos un ejemplo. Un filósofo muy difícil, que se puede considerar como el filósofo por excelencia: Spinoza. Spinoza, hay un sistema eminentemente conceptual de Spinoza. ¿En qué es un gran filósofo? Es que ese sistema de puros conceptos es al mismo tiempo la vía más extraña de todas, es como un animal, es un sistema viviente. Segundo estado: hay opiniones spinozistas, es decir que hay gente que dirá: como dice Spinoza, deducimos, Spinoza es panteísta, Dios está por todas partes y todo está en Dios, de ser necesario dirán: como dice Spinoza, Dios está en todas partes. A eso yo lo llamo opinión. Y hay otra cosa aún: diremos que el spinozismo ha mantenido o engendrado corrientes de opinión. Hay otro estadío. Hay otra cosa, también. Hay, por ejemplo, escritores o artistas, o gente como ustedes o yo, supongamos, no filósofos. Sin embargo, ellos pueden haber leído a Spinoza, han recibido un golpe, como si eso que tenían que hacer, o eso que tenían que pensar, estuviera en resonancia con ese tipo que ha vivido en el siglo XVII, y eso los golpea. Ellos no son filósofos. No se proponen hacer un comentario de Spinoza. No son profés, no van a explicar lo que dice Spinoza, tienen cosas mejores por hacer. A favor de este encuentro, he aquí que se produce algo prodigioso: que este encuentro los anima para su propio trabajo o para su propia vida. Un escritor escribe, de golpe, páginas de las que decimos: es Spinoza. No que Spinoza hubiese podido escribirlas, es el caso de Lawrence, es el caso de Miller, ellos tienen un cierto conocimiento de Spinoza, tienen un conocimiento artista, pero sin duda Spinoza los ha conmovido en lo más profundo de si mismos. Pero ellos no tienen nada que hacer con la filosofía. Al contrario tienen a Spinoza para lo que ellos quieren hacer. Es curioso, y puede serlo de los no-escritores, fuera de ser escritor, artista, puede serlo para gente en su vida, algo los conmueve. Como decimos, para simplificar, ellos no son, de hecho, exactamente como antes. No que hagan filosofía, pero han comprendido, han comprendido con la filosofía como algo puede conmovernos viendo las obras de arte, y eso puede conmoverlos a ustedes para orientar sea su vida, sea sus actividades. Algo pasa. Algo que pasa de ustedes en él. Entonces yo diría que el concepto filosófico no es solamente fuente de una opinión cualquiera, es fuente de una transmisión muy particular donde entre un concepto filosófico, una línea pictórica, un bloque sonoro musical, se establecen correspondencias, correspondencias muy, muy curiosas, que a mi modo de ver no es necesario teorizar, que yo preferiría llamar la afectividad en general, el dominio del afecto o de la afectividad, y donde eso puede saltar de una obra filosófica, es decir de un concepto, a una línea, a un conjunto de sonidos. Son los momentos privilegiados. Son los momentos privilegiados del espíritu.
Voy a comenzar, y como ya lo he dicho… permítanme intentarlo, si no somos más está bien. Si somos más, es una tontería.
Comienzo. Mi deseo es que ustedes lean al máximo, mi referencia es Bergson, el primer capítulo de Materia y memoria, y es un Bergson que no tiene nada que ver con el Bergson que se ha conservado a nivel de la opinión, un filósofo que nos habla de la duración. En efecto, al contrario, ahí nos habla de la materia. En mi nueva formula he pensado en todo, he comprado tiza. ¿Por qué la imagen y el movimiento? ¿Son la misma cosa? porque nosotros nos damos un conjunto infinito que definimos como imágenes. Si nos damos un conjunto infinito que vamos a llamar imágenes, es necesario definirlo, de tal manera que se comprenda porque se emplea la palabra imagen. Un conjunto infinito de imágenes, imágenes porque son cosas que varían permanentemente las unas en función de las otras, las unas respecto de las otras, sobre todas sus caras y en todas sus partes. En efecto, dada una imagen ustedes pueden dividirla, por lejos que vayan en la división pueden devolverla. ¿Cuantas caras tiene? N, tiene n caras. No me he dado, todavía, ninguna dimensión del espacio, no se, parto de eso. Ustedes me dirán: fácil. No, no es fácil. ¿Por qué parto de eso? Únicamente podremos comprenderlo después. Me doy un conjunto de n dimensiones y n términos, que defino por un conjunto de cosas, es la palabra más vaga, un conjunto de cosas que varían perpetuamente, continuamente las unas respecto de las otras sobre todas sus caras y en todas sus partes. Un tal conjunto, yo lo llamo Plano. Ustedes me dirán, pero ¿plano? ¿Plano quiere decir dos dimensiones? no eso no quiere decir dos dimensiones. Yo diría también, de entrada, pongo convenciones: yo diría que es un plano de n dimensiones. Más aún, rigurosamente yo diría que tiene una dimensión, si ustedes hacen abstracción y consideran solo una imagen, pero hay tantas dimensiones como imágenes se pueden distinguir. El plano lo defino por ese conjunto infinito de cosas que varían las unas en función de las otras sobre todas sus caras y en todas sus partes. En otros términos eso no impide moverse. Yo las llamo imágenes porque en la imagen es donde coinciden el ser y el aparecer. Diría también que es el fenómeno, imagen o fenómeno yo los tomo en el mismo sentido, es lo que aparece. Lo que aparece sobre el plano es ese conjunto de imágenes, más aún es el plano mismo. Si alguien me dice: no estoy de acuerdo, eso no tiene sentido. Si alguien me dice: haz olvidado algo, está bien, es útil. Pero como yo no he dicho nada aún…
Entonces, puesto que esas imágenes varían continuamente las unas respecto de las otras, yo diría que son imágenes-movimiento. Están perpetuamente en movimiento, eso no impide moverse. Las variaciones de esas imágenes se extienden tan lejos como sus acciones y reacciones. Es un sistema de acciones y reacciones. Una imagen es inseparable de la acción que ejerce sobre todas las otras imágenes, y de las reacciones que tiene frente a la acción que sufre, es decir ella actúa sobre todas las otras imágenes, ella sufre las acciones que vienen de todas las otras imágenes. Es un sistema de acciones y reacciones. Bien, este es el primer carácter.
Segundo carácter: ¿qué puede pasar sobre un tal plano? puedo volverme lírico para describirlo, lo que me place completamente. Lo que puedo decirles es que intenten vivirlo. Pueden intentar vivirlo, pero la condición es que ustedes se coloquen en él, sobre él, estén ahí. En otros términos que ustedes sean una imagen sobre el plano. Su vecino es otra imagen sobre el plano. Siendo divididos son partes de la imagen. Ustedes tienen una cara y una espalda, tienen caras. Por el momento no tienen ningún privilegio. La mesa es también una de esas imágenes. Eso no impide moverse. Ustedes me dirán que no se mueven, pero eso no impide moverse, las cosas se mueven en ustedes, eso no impide las acciones, las interacciones. Entonces es el plano de las imágenes-movimiento. Supongamos que yo le doy un nombre: es el plano de consistencia, ¿por qué? Vamos a ver que así pasan las cosas.
Pasemos a un modo lírico. De ese plano yo diría que es el conjunto de todos los posibles. Fuera de él no hay nada. Es el conjunto de todas las posibilidades. También diría que es la materia de cualquier realidad. Es el conjunto de todas las posibilidades, es decir que todo lo que es posible es una imagen sobre el plano. Es la materia de cualquier realidad, a saber todo lo que actúa y todo lo que reacciona y que por eso mismo es real, está sobre el plano. El es, al mismo tiempo, conjunto de todas las posibilidades y materia de toda realidad. En fin, por eso la ley, y llamamos ley a la relación de una acción y una reacción, yo digo que es la forma de toda necesidad. Es así como describo ese plano: conjunto de todas las posibilidades, materia de toda realidad, forma de toda necesidad. Aquí, entonces, por pura asociación de ideas, eso me recuerda algo. A ustedes podría recordarles otra cosa, a mi eso me recuerda algo, únicamente porque yo soy profesor de filosofía. Me recuerda algo que a primera vista no tiene nada que ver. Se nos dice que hay un caso en el que un mismo concepto designa el conjunto de lo posible, la materia de lo real y la forma de lo necesario. Ese concepto es el concepto de un ser, en latín ens, lo que es, ens, el concepto de un ser tal que su realidad o su existencia derivan de su posibilidad, y en la medida en que derivan de su posibilidad, derivan de ella necesariamente. Y, ¿qué es este ser tal que su existencia deriva de su posibilidad y derivando de su posibilidad deriva de ella necesariamente? es el concepto de Dios. Y los filósofos latinos, o los de la Edad Media lo llamaban Ens originarium, el Ser originario: Dios, bueno. Eso está bien. Mi plano material es Dios, es el ser originario, ¡eso está bien! Está bien porque yo ya no tengo necesidad de Dios. Tengo necesidad de una pantalla, no tengo necesidad de Dios, tengo necesidad de una pantalla. Dios es la pantalla. Es decir que es mi plano de consistencia. Es el Ens originarium, es decir el conjunto de todas las posibilidades, en tanto constituyen en conjunto el todo de la realidad, y constituyéndolo, lo constituyen necesariamente. Es la unidad de lo posible, de lo real y de lo necesario. He aquí, ven ustedes, ese plano. ¿Por qué he hecho esta adición? Para hacerles sentir, más allá de las palabras, para hacerles sentir que ese plano no era cosa pequeña, sino una cosa grandiosa. Que ese plano, constituido de imágenes-movimiento, actuando y variando las unas respecto de las otras, sobre todas sus caras y en todas sus partes, ese plano era literalmente ¿????, es decir el era Dios. Entonces ustedes comprenden, si se me dice: ¿es que tú crees en Dios? Yo respondo: si, creo que hay un conjunto infinito de imágenes variando las unas respecto de las otras, sobre todas sus caras y en todas sus partes, y a este respecto me digo: hombre soy un spinozista puro. Todo esto es ya muy fatigante.
Entonces me digo: ¿qué puede pasar sobre el plano? de golpe ya no lo llamo plano de consistencia. Tacho, quito consistencia. Me equivocaba. Es necesario llamarlo plano de inmanencia. Nada hay fuera de ese plano, ese plano está por todas partes, todo está sobre ese plano. Ustedes, yo, la sala, el mundo. No hay nada que no actúe sobre nada, o mejor no hay nada que no actúe o interactúe con los otros puntos. Lo hemos dicho todo el tiempo, los físicos lo han dicho, cada punto del universo está en interacción. Bueno, las moléculas, muy bien, eso es igual. Usted estaba sobre el plano hace un momento, pero también las moléculas, no tiene caso transformarse en moléculas, en átomos. Yo no hago ninguna diferencia de escala. Estoy en el Ser originario. Es una maravilla. Estamos nadando en un plano de inmanencia donde las imágenes que usted considere, no serán, de todas maneras, más que imágenes. Ustedes me dirán que una imagen se refiere a algo. No en el punto en el que estamos, no es una imagen para alguien. ¿Cómo sería una imagen para alguien siendo ustedes una imagen? He definido la imagen por el plano, no la he definido respecto a alguien. Ustedes son una imagen y si ustedes están compuestos de átomos, los átomos son imágenes. Bueno, si tomo el sistema entero de los átomos, no tengo estrictamente nada que cambiar, es el mismo plano de inmanencia. Un átomo actúa sobre otro átomo. Son dos imágenes que varían la una en función de la otra, en todas sus partes y sobre todas sus caras. Y ¿qué es lo que llamamos un fenómeno de ondulación? La ondulación es la imagen-movimiento. La ondulación es el vehículo de la acción, de la interacción entre dos átomos, dos partes de átomos, todo lo que quieran. Entonces, el que sean ustedes, o el que no sean ustedes –podemos cambiar completamente de escala-, de cualquier modo no tienen nada que cambiar de su plano de inmanencia definido como ser originario, Ens originarium, es decir Dios.
¿Consistencia, me engañaba?, como se verá más adelante, me engañaba. Es inmanencia, lo van a ver. La inmanencia no tiene contrario, nunca hay trascendencia, o quizá si. Si se la tendrá, pero será fuera del plano. Es que solo hay un plano, ustedes comprenden. Con esto tenemos para el año. Entonces ustedes tachan consistencia. Es únicamente plano de inmanencia, es Dios, y nosotros reconocemos ahí a ese Dios, y ustedes hacen parte al igual que sus átomos. Sus átomos son Dioses. ¿Por qué llamo a eso Dios? Lo he dicho, pues es la unidad de lo posible, de lo real, y de lo necesario, y que, ahí, si ustedes han hecho filosofía, todo el mundo, no importa quien, todo filósofo ha llamado Dios a la unidad de lo posible, de lo real y de lo necesario, es decir el ser tal que su existencia, que su realidad deriva necesariamente de su posibilidad. Es igualmente eso que se llama, en filosofía -nunca evito la ocasión de que ustedes aprendan algo- la prueba ontológica de la existencia de Dios, que toma su fecha y alcanza su perfecta formulación con el filósofo Descartes en el siglo XVII. Ahora si ustedes quieren que yo haga un paréntesis y que les cuente la prueba ontológica de le existencia de Dios, que es incomparable, que les hará creer en otro Dios… pero eso me molesta. No, yo no puedo decirlo, porque si ustedes aprenden de mi la verdadera prueba de la existencia de Dios, que no puede convenir con el plano de inmanencia, ustedes van a creer en otro Dios. Ahora bien, no hace falta.
¿Qué es lo que puede llegar sobre ese plano de inmanencia? No es otra cosa que el conjunto de las imágenes-movimiento en interacciones. Plano de inmanencia o pantalla. Como decía alguien, espiritualmente es la pantalla total. Eso no los hace reír. Las chicas saben lo que es la pantalla total, pero los muchachos… ¿qué puede pasar? vuelvo aquí sobre Bergson, pero de cierta manera eso ya estaba en Bergson, capítulo I de Materia y Memoria. Bergson no emplea el término de plano de inmanencia, no emplea la palabra, pero poco importa. Sobre ese plano de inmanencia, debemos constatar que hay ciertas imágenes particulares. Atención, cuando se hace filosofía uno no tiene el derecho de cambiar las condiciones de un problema. El nos dice: de acuerdo, sobre ese plano de inmanencia hay ciertas imágenes particulares. Bueno. Hay una cosa en la que no tiene derecho, ha supuesto que hay imágenes particulares, el no tendría derecho de definirlas en términos distintos a los que implican el plano de inmanencia. Ahora bien, el plano de inmanencia implica únicamente: imagen, acción, reacción. Eso forma un conjunto puesto que las acciones y las reacciones no se distinguen de las imágenes. Las imágenes-movimiento son el conjunto de las acciones y las reacciones que ejercen las unas sobre las otras. Es por eso que ellas varían continuamente. Entonces si digo que hay imágenes privilegiadas, particulares, no tengo derecho a decir de golpe que ellas tienen un alma, que tienen una conciencia. Yo no se lo que es la conciencia, mi plano de inmanencia no implica la conciencia. ¿Cómo voy a definirlas? Bergson las define de una manera sorprendente. Nos dice que son imágenes que se presentan únicamente entre las acciones que ellas sufren –por parte de otras imágenes-. Yo, imagen, yo recibo las acciones, de otras imágenes, y tengo las reacciones sobre otras imágenes. Acción-reacción: imagen-movimiento. Imagen-movimiento, eso quiere decir conjuntos de acciones y reacciones. Y bien, hay imágenes muy raras porque, entre la acción que sufren, que reciben, y la reacción que ejecutan, ¿qué hay? Justamente no hay nada. Es decir hay un intervalo. ¡Hay un intervalo!
En el caso de las otras imágenes ustedes tienen, al contrario, -he aquí mi imagen- que ella recibe una acción venida de otra imagen, y ella reacciona. Una hoja de árbol, el viento, el viento es una imagen, el viento, la hoja de árbol, la hoja del árbol cae, arrancada por el viento. O bien, si ella se sostiene es en función de otra imagen, su pedúnculo, y ella se agita. La reacción se encadena con la acción. Hay ahí imágenes muy especiales. Supongan que hay imágenes muy especiales, reciben las acciones y la reacción es retardada. Ustedes ven que no introduzco nada nuevo, únicamente introduzco, y mi plano de inmanencia me lo permite… y yo digo que es curioso, hay intervalos, yo introduzco un intervalo, es decir, literalmente nada, entre una acción y una reacción. Hay intervalos, hay ciertas imágenes tales que cuando reciben una acción, ellas no reaccionan enseguida. Necesitan esperar. He aquí un nuevo concepto: intervalo. El plano de inmanencia no comprende solamente las imágenes en acciones y reacciones constantes y perpetuas, comprende también intervalos entre las acciones y las reacciones. Son imágenes especiales, señalemos que de pronto hago una comparación, como un paréntesis: lo que siempre me ha gustado aquí es que yo le hablo simultáneamente a todo tipo de publico, algunos se van yendo cuando lo que digo ya no les concierne. Pero pienso en los que son filósofos. Se ha dicho que Sartre, y Sartre mismo permanentemente ataca violentamente a Bergson. Pero lo que me inquieta, es que nunca es como dice la gente, porque si ustedes toman el inicio de “El ser y la nada”, a mi modo de ver es exactamente como el primer capítulo de Materia y Memoria, en un punto muy sorprendente, salvo que yo prefiero la presentación bergsoniana a la presentación sartreana. ¿Qué nos dice Sartre al inicio de “El ser y la nada”? nos dice, al inicio de ese hermoso libro: se tiene el mundo y a ese mundo lo llamo en-si. No vamos a disputárselo. Antes de saber si es una buena idea, es necesario escuchar, vamos a ver lo que saldrá de ahí. Se tiene el en-si, y él dice: y en ese mundo en-si, que no me ha esperado para existir, y que no ha esperado a nadie para existir en ese mundo en si, hay sujetos que nacen. Y Sartre hace surgir todo su aparato metafórico, los conceptos están siempre en relación con metáforas, pequeñas burbujas ascienden a la superficie. Las pequeñas burbujas somos nosotros, ustedes, yo, las pequeñas burbujas que ascienden en el en-si. Y esas pequeñas burbujas serán los sujetos. Usted, yo, o las conciencias. Pero Sartre no se da la conciencia, se da las pequeñas burbujas. Entonces ese en-si será una especie de pantano a lo Sartre, ese no es un buen plano como el mío que es un plano seco, ese, el de él, es una especie de pantano donde hay burbujas que ascienden. ¿Qué son esas burbujas? Si él dice: es el hombre, eso es tonto. ¿Qué quiere decir «el hombre»? se trata de engendrar conceptualmente al hombre. Él emplea una expresión perfecta, dice que son pequeños lagos de no-seres, pequeños lagos de no-ser que se instalan ahí, sobre el plano. La historia de Bergson está, absolutamente, bajo otro aparato metafórico. Su plano de inmanencia con las imágenes variables que actúan y reaccionan sobre todas sus caras y en todas sus partes, y después ciertas imágenes privilegiadas que se definen únicamente por el intervalo entre la acción sufrida y la acción ejecutada. Este intervalo, este desvío, es el equivalente a los pequeños lagos de no-ser. Literalmente es de la nada. Él encuentra que esa nada hará algo. ¿qué es lo hará? Hará tres cosas.
Retomo. Pongo todas mis pequeñas imágenes, mis infinidades de imágenes. Y después mis imágenes particulares, para simplificar, meto dos. Tengo el derecho, una vez más, de tenerlas puestas sobre mi plano de inmanencia, puesto que, nada, yo no introduzco más que un desvío entre una acción y una reacción. Si se me pregunta ¿de dónde viene esa desviación? No se, de eso no se nada, por el momento no pensemos en eso. Aceptenme esa desviación puesto yo no me doy nada distinto a la acción y la reacción, no he introducido nada fácil. Muy importante, la ley de la filosofía y de los conceptos es evitar cualquier operación de prestidigitación donde se hile bajo algo que uno no tendría el derecho de darse. Solo he introducido una desviación, simplemente, una vez más, ¿qué es lo que ese desvío introduce de nuevo?
Según Bergson introduce tres cosas nuevas. Primera cosa nueva: mi plano no cambia, simplemente comprende esas imágenes particulares, sigue siendo el plano de inmanencia de todas las imágenes posibles, pero entre todas las imágenes posibles, son posibles tales imágenes. Si son posibles son reales, en función del ser originario. ¿Qué pasa? ¿en qué sentido constituirán imágenes privilegiadas? Es que, sin duda, todas las otras imágenes continúan variando las unas en función de las otras, sobre todas sus caras y en todas sus partes, eso continúa, no desaparece, continúa, el mundo continúa. Pero, al mismo tiempo, algo va a llegar al plano de inmanencia. Al mismo tiempo eso no suprime nada de lo que acabo de decir, el plano de inmanencia continúa igual, pero algo más se le une. La primera cosa que se le unirá, todas las otras imágenes continúan variando las unas por las otras, las unas en función de las otras, pero también, al mismo tiempo, ellas se organizan de manera que todas varían, o al menos una parte de ellas –hay que precisar lo que quiere decir “una parte de ellas”- una parte de ellas se pondrán a variar en función de la imagen privilegiada. En otros términos, un segundo sistema se une, no anula, pero se une al primer sistema. De una parte las imágenes continúan variando las unas respecto a las otras en todas sus caras y en todas sus partes, pero de otra parte, al mismo tiempo, un cierto número de esas imágenes se ponen a variar respecto de la imagen privilegiada y en función de la imagen privilegiada. ¿Cuáles imágenes? Digo que ciertas imágenes se ponen a variar. En efecto, bastará que la imagen privilegiada se desplace, para que cierto número de imágenes varíen en función de ese desplazamiento. He aquí que las imágenes ya no pertenecen solamente a un sistema en el que ellas varían las unas respecto de las otras, pertenecen a otro sistema en el que ellas varían respecto de una imagen privilegiada definida por el intervalo, es decir que constituye un centro. Centro en función del cual las imágenes que actúan sobre esta imagen privilegiada, varían. Todas las imágenes que actúan sobre esta imagen privilegiada variarán en función de esta imagen privilegiada que, entonces, es erigida como centro. ¿Centro de qué? Centro de percepción.
Esto no anula el primer sistema de variación universal. Añade al sistema de variación universal otro sistema en el que ellas varían, en función del centro. Este centro es definido únicamente como el intervalo entre acción y reacción, por eso Bergson podrá llamarlo centro de indeterminación. Es un centro de indeterminación pues se define únicamente por esto: la reacción no se encadena inmediatamente con la acción sufrida. Desde que usted tiene un tal centro de indeterminación, el mundo de las imágenes, o un cierto número de imágenes se organizan mostrando ciertas caras hacía el centro privilegiado. El centro privilegiado será llamado: percibir, percibe. Y en efecto, que perciba, ¿qué tiene de extraordinario? ¿Qué quiere decir que hay intervalo entre la acción y la reacción, que hay intervalo entre la acción sufrida y la reacción ejecutada? Quiere decir que esta imagen es constituida de manera muy especial. Ella ha condenado algunas de sus partes. Algunas partes de esta imagen especial han adquirido una inmovilidad relativa. Todo pasa como si ciertas partes de esta imagen privilegiada hubiesen adquirido una inmovilidad relativa. Y al mismo tiempo, otras partes de la imagen privilegiada han adquirido una fuerza activa desarrollada, una posibilidad de movimiento desarrollada. Es una especie de compensación. En lugar de tener acción-reacción, tienen las acciones recibidas que son captadas por las partes de la imagen que han adquirido una inmovilidad relativa, las reacciones ejecutadas son ejecutadas por las partes de la imagen que han adquirido grados de libertad o de potencia particulares. Eso está comprendido en el intervalo, es el efecto inmediato del intervalo. Si ustedes se dan un intervalo entre acción y reacción, ustedes ya no tienen encadenamiento directo de la acción sufrida y de la reacción ejecutada, es decir que la acción sufrida será recogida sobre ciertas caras de la imagen privilegiada, y estas caras son condenadas a una inmovilidad relativa para recibir la acción, para recibir la excitación, y la reacción ejecutada que se hace esperar, la reacción retardada, estará asegurada por otras partes de la imagen, que ellas, de golpe, disponen de grados de libertad superiores. Todo eso es el fenómeno del desvío. ¿Qué tengo, entonces? Si me doy esas imágenes privilegiadas definidas por el desvío entre la acción y la reacción, tengo ya dos efectos. Primer efecto: las imágenes que actúan sobre esta imagen privilegiada se curvan, de alguna manera, es decir se ponen a variar en función de la imagen privilegiada. Se dirá que la imagen privilegiada percibe. Hay imágenes-percepción. Las imágenes-percepción, son las imágenes, en tanto que ellas no varían ya las unas en función de de las otras sobre todas sus caras y en función de sus partes, las imágenes-percepción serán las imágenes en tanto que ellas varían respecto a una imagen privilegiada, es decir respecto a un centro de indeterminación. He aquí que sobre mi plano de inmanencia, dispongo de imágenes-percepción. La imagen-movimiento ha devenido imagen-percepción respecto al centro de indeterminación. ¿Qué implica eso? Una vez más, el centro de indeterminación está constituido de tal suerte que algunas de sus partes han adquirido una inmovilidad relativa, lo que se llamaría en nuestro lenguaje: órgano de los sentidos. Es por esas partes inmovilizadas relativamente, que la imagen privilegiada percibirá las excitaciones…
Fin de la cinta.
Si tomo otro centro, se hará la misma operación. No salgo del plano de inmanencia. Todo eso se hace sobre el plano de inmanencia. No tengo simplemente un mundo de imágenes-movimiento en variación perpetua, en variación universal, tengo imágenes-percepciones alrededor de centros de indeterminación, en variación respecto al centro de indeterminación.
Segundo punto: ya casi lo he dicho. La imagen privilegiada ha condenado algunas de sus partes a la inmovilidad para, precisamente, transformar las imágenes-movimiento en imágenes-percepción. Eso no impide que las imágenes-movimiento continúen su asunto. Simplemente al sistema a-centrado del plano de inmanencia se le añade un sistema centrado. No lo ha suprimido. Vuelvo a mi asunto del intervalo. Entonces las partes inmovilizadas, reciben la excitación recibida, y la imagen privilegiada no reacciona enseguida: intervalo. Y es en ese momento que Bergson se vuelve genial, ese intervalo es el cerebro. El cerebro es, simplemente, un intervalo entre la acción sufrida y la reacción ejecutada. No es difícil. Es la materia del cerebro, es la materia-intervalo.
¿Qué quiere decir eso? Eso quiere decir que cuando tenemos un cerebro, en lugar de recibir una excitación que se encadenará con la reacción, hay un intervalo, hay un corte. ¿Cómo se hace este corte? Porque el cerebro como materia, como materia extremadamente compleja, asegurará una especie de dispersión de la excitación recibida, el cerebro será un analizador. El va, con una excitación, el va a traducirla en micro-excitación y entonces tengo el tiempo. Gano tiempo. Entonces eso puede justificarse materialmente, pero ustedes lo han dicho cuando ustedes dicen que el cerebro es un intervalo. El cerebro no es otra cosa que el intervalo entre las acciones que ustedes sufren y las reacciones que ustedes van a ejecutar. En otros términos, ese intervalo, y la inmovilización de las partes receptivas, ¿Qué les permite? Ganar tiempo. Pero ¿para qué? para organizar una reacción que, por naturaleza, será imprevisible. Ustedes ganan tiempo, ustedes pueden entonces reaccionar de una manera que se llamaría inteligente, pero ¿eso es lo que cuenta? ¿qué es una reacción inteligente? Una reacción inteligente es una reacción que se ha tomado un tiempo, cuando usted no estaba forzado a encadenar las reacciones a la acción sufrida. Usted ha tenido el tiempo, el cerebro ha asegurado la división de la excitación recibida en micro-excitaciones y entonces usted puede hacer una integración de las micro-excitaciones, usted puede integrarlas en un comportamiento inesperado, imprevisible, que intercepta, que interceptará para la excitación recibida, o que responderá a la excitación recibida o que va a responder a la excitación recibida, en lugar de encadenarse con ella. Solo se necesita ese pequeño fenómeno del desvío cerebral. Entonces yo diría: en lugar de que la reacción se encadene a la acción sufrida, la reacción innova respecto a la acción sufrida, es ella la que devendrá una verdadera acción. Y yo diría que esas imágenes privilegiadas, actúan. No se contentan con reaccionar a las excitaciones sufridas, ellas actúan, es decir que la excitación sufrida ha devenido excitación percibida, ellas podrán responder a la excitación percibida, por una conducta llamada adaptada. En otros términos tenía todo hace un momento, en función del centro de indeterminación de las imágenes-percepción, tengo ahora las imágenes-acción. Sobre mi plano, resumo, he aquí mis imágenes privilegiadas, tomo dos. Yo diría que la incursión de otras imágenes alrededor del centro de indeterminación de la imagen privilegiada constituirá las imágenes-percepción sobre el plano de inmanencia. Segundo aspecto: la acción sufrida que es retenida por la parte inmovilizada, es decir el órgano de los sentidos, permitirá, gracias a ella, una respuesta consistente en una acción nueva, en respuesta adaptada, y aquí tenemos una imagen-acción, allá una imagen-percepción. Un último esfuerzo, pues todavía hay algo más que pasa: todo reposa sobre el intervalo. Ahí tienen ustedes un primer término del intervalo: dos excitaciones son bloqueadas sobre las superficies de la imagen relativamente inmovilizada, una acción adaptada nueva sale gracias al desvío. Pero entre las dos ¿Qué puede pasar? ¿qué se desliza entre las dos, qué viene a insertarse entre estos dos polos: La excitación recibida y la acción que servirá de respuesta? ¿Lo que se desliza, lo que se introduce, lo es, en qué caso? Por ejemplo cuando la excitación penetra. Ahí tienen ustedes: órgano de recepción de la imagen privilegiada, tienen: órgano motor de la imagen privilegiada. ¿Qué se desliza entre la percepción y la acción? En la excitación, sucede que la excitación penetra la imagen privilegiada, pasa adentro. Se inserta entre la superficie de recepción y las superficies de acción o de reacción. Lo que pasa, eso que penetra en la imagen privilegiada, es lo que ella llamaría, si supiese hablar, ella llamaría una afección. Eso es lo que viene a introducirse en el desvío: una afección. Y eso no es ya un yo percibo, ya no es un yo hago, o más bien x, centro de indeterminación, y no es un “x hace”, es “yo siento”, “x siente”. ¿Qué siente? Siente algo en él. Se capta del adentro. ¿Qué es lo que él se capta del adentro? se capta del adentro como penetrado por tal excitación que desde entonces, cuando ha penetrado en el centro de indeterminación, en la imagen privilegiada, se llamará una afección. Se siente del adentro. Y es ese sentir interior lo que se llama una afección. Bueno, resumo todo. He partido de un plano de inmanencia definido por la imagen-movimiento o por el conjunto infinito de las imágenes-movimiento. Eso subsiste, no se suprime. Pero en el plano de inmanencia de las imágenes-movimiento se forman o están dados, poco importa, centros de indeterminación, únicamente definidos por desvíos entre acción y reacción. Si ustedes se dan tales centros de indeterminación definidos por los desvíos acción-reacción, las imágenes-movimiento del plano de inmanencia dan lugar a tres tipos de imágenes y solamente a tres. Estamos seguros, ya hemos hecho todo, puesto que se da el desvío, se da un lado del desvío y el otro lado del desvío y el “entre los dos”. Entonces estamos seguros que está completo, a menos que alguno de ustedes tenga de golpe una idea formidable, y que proponga una cuarta. Pero no veo como, un desvío tiene dos límites y una nada entre los dos. Y eso que se inserta entre los dos, en la nada, es la imagen-afección: me conozco del adentro. Centro de indeterminación, puedo decir: percibo el mundo, puedo decir: actúo sobre el mundo, puedo decir: experimento y siento. Imagen-percepción, imagen-acción e imagen-afección.
He aquí que hemos hecho una génesis, y como en toda génesis, hay que decir que eso se da. Nos hemos dado el plano de inmanencia de las imágenes-movimiento, ciertas imágenes presentan únicamente un desvío entre la acción y la reacción. Si nos hemos dado todo eso sobre el plano de inmanencia, nosotros hemos obtenido cuatro categorías de imágenes que no son iguales en el sistema de la variación universal: las imágenes-movimiento. Ahora, la división de las imágenes-movimiento se reúne en tres tipos de imágenes, la imagen-movimiento relacionada a la imagen especial centro de indeterminación dará lugar a tres tipos de imágenes y solamente tres: imagen-percepción, imagen-acción e imagen-afección. Un punto es todo. No puede tener otra. Pero ustedes me dirán ¿puede tener otras cosas? Sí hay otra cosa es porque hay algo más que mi plano de inmanencia. Por el momento, si me atengo a mi plano de inmanencia de las imágenes-movimiento, y eso ya es mucho, solo obtengo las imágenes-movimiento y sus divisiones relativas. Es decir, en la medida en que están relacionadas a los centros de indeterminación, sus divisiones tripartitas son imágenes-percepción, imágenes-acción e imágenes-afección.
Pero ¿qué pasa a ese nivel? hacemos una pausa. Es necesario asentar mejor esta historia del plano de inmanencia con los tres tipos de imágenes que nacen. Es necesario, de entrada, que ustedes hayan comprendido muy bien esto. Hay que reflexionar. A veces es complicando como se comprende, no era tan difícil comprenderlo, parecía demasiado simple. Es necesario que para ustedes esto llegue a ser algo que venga de sí, es necesario que sea, para ustedes, limpio, sino sería necesario recomenzar.
Pregunta : acerca del desvío.
Deleuze : El no se llena, o se llena como afecto. No es ni acción ni percepción. Es sentimiento. Siento, siento en mí. Eso deja al desvío entre la acción sufrida y la reacción ejecutada, lo deja absolutamente intacto. Aún más, cuando tengo un afecto no se que hacer y no se que percibir. Cuando tengo un afecto no se lo que percibo y no se que hacer. Eso está muy bien, leo un texto de Bergson en el cual habla del afecto, con tal que diga esto, hay que desconfiar. Bergson: “Examino las condiciones en que se producen las afecciones: encuentro que siempre vienen a intercalarse entre los estremecimientos que recibo de afuera y los movimientos que voy a ejecutar, como si ellas debieran ejercer una influencia mal determinada sobre el paso final –mal determinada, aquí él dice demasiado, pero vamos a corregir el texto-, paso revista a mis diversas afecciones, me parece que cada una de ellas contiene, a su manera, una invitación a actuar, con, al mismo tiempo, la autorización de esperar, e igualmente de no hacer nada. Si miro más de cerca, descubro movimientos comenzados pero no ejecutados. La indicación de una decisión más o menos útil, pero no la coacción que excluye la elección”. Tomemos un ejemplo: alguien entra y me gusta mucho, lo percibo, ¿qué quiere decir esto? Reacciono a lo que percibo. Por ejemplo, entra una criatura de sueño. Podría tomar el ejemplo inverso, pero poco importa. Entra una criatura de sueño. ¿Qué es la afección? no es la percepción, es: siento en mí, ¿qué siento en mí? Siento algo que turba mi percepción, ¿qué es? En cuanto a la acción, yo no se que hacer, avanzo, retrocedo, aparento no haber visto, es una afección, siento adentro. No es una percepción, no es una acción. Si bien eso no compromete del todo el desvío, no llega a llenarlo. Lo ocupa sin llenarlo.
Busquemos una confirmación. Tengo una que viene completamente al caso. Tomo un texto, quisiera que ustedes lo lean, es una cosa muy rara de Beckett. Beckett hace una película. Él ha buscado al viejo Buster Keaton para que actúe. Esa película la encuentro genial. Ustedes saben del sueño de Beckett de hacer mucha televisión, no ha tenido muchas ocasiones, pero cuando se le ha dejado hacerla... no tiene la energía de Marguerite Duras –no lo digo contra Marguerite Duras-. Lamento que Beckett no tenga la energía para hacer lo que quiere. Keaton ha encontrado que la película era execrable, salvo al final, él no estaba contento, porque todo el tiempo se lo toma de espaldas. Y Keaton decía: tengo igualmente una cabeza interesante, ¿por qué él me toma de espaldas? y todo iba muy mal entre Buster Keaton y Beckett… en fin, eso no es nada, la película es prodigiosa, e implica algo que va precisamente, quizá, a hacernos comprender que es el plano de inmanencia. Descansemos…
Pregunta : hemos partido de Bergson, yo no lo conozco, y tengo la impresión de que estamos describiendo un proceso biológico. Y yo diría que es porque, biológicamente, en la imagen, hay un intervalo, que gracias a ese intervalo vamos a conseguir definir un plano de inmanencia.
Deleuze : Buena pregunta. Llamo buena pregunta a cualquier pregunta a la cual yo puedo responder. Muy buena pregunta. Tu ves, es un poco lo que he intentado hacer sentir, pero no tanto. Es que la ventaja de partir del plano de inmanencia, definido únicamente como mezcla de todas las imágenes las unas respecto de las otras, es que, cualquiera que sea el nivel o la escala considerada, nada cambia. Quiero decir, si tu me dices: cerebro, es una imagen entre otras imágenes. Llamo imagen a lo que recibe las acciones y tiene reacciones, en virtud de lo que precede. Entonces el cerebro, no lo es como un dado biológico. El cerebro es una imagen. De ahí la fuerza de Bergson cuando dice: ¿cómo quiere usted que haya imágenes en el cerebro si el cerebro es una imagen? La tontería es decir que él es un idealista. Más allá, si usted toma el texto, no es eso lo que interesa. Es el mundo de las imágenes en sí, de la variación universal. Entonces el cerebro es una imagen, si me dices átomo, bien de acuerdo, átomo es una imagen. Si me dices “yo”, “tu”, son una imagen, entonces ellas no son del mismo nivel, pero como imágenes están todas sobre el plano de inmanencia. Entonces, no es tanto que el cerebro sea biológico y que el átomo sea físico o sub-físico, lo que me interesa es que, cualquiera que sea el término considerado, en tanto que imagen, él pertenece con todas las otras imágenes al plano de inmanencia. En este momento tomo cualquier proposición loca: un electrón percute un cerebro, eso quiere decir: imagen que actúa sobre otra imagen. No hay biología en esto.
Bergson se da un conjunto de imágenes en variación las unas respecto de las otras. ¿Por qué se da eso? Es muy alegre decir que un filósofo crea los conceptos, pero ¿de dónde vienen? ¿qué hace que lo desee? Nietzsche tiene unas bellas páginas para decir que, finalmente, la filosofía es una historia de gusto, del más profundo. Entonces, evidentemente si decimos eso a la carrera conseguimos una banalidad y una tontería: bueno, la filosofía es como el arte, los gustos y los colores, etc… no, es necesario que haya pulsiones en la base de los conceptos. ¿Por qué Bergson tiene necesidad de hacer eso, cuando nada lo destinaba? Si tomamos el “Ensayo sobre los datos inmediatos”, su libro precedente, él iba en una dirección completamente diferente. El primer capítulo de “Materia y memoria” es un caso extraordinario en toda la historia de la literatura, es una cúspide tan alta, tan completamente extraña, tal totalmente insólita que él mismo no sabrá que hacer con ella. Hay casos así, en la literatura, por ejemplo, de golpe un autor llega a tal punto, en una dirección inaudita, que decimos: Dios esa historia hace estallar todo, tanto que después él no sabrá que hacer con eso. Son libros rarísimos, los libro más bellos de alguien. Entonces después él se calla, o bien retorna sobre algo más familiar. Y ese primer capítulo de Materia y Memoria, no me deja, es como algo suspendido, nadie ha podido utilizarlo. Mi sueño es utilizarlo… Bergson ha ido después en otras direcciones, ¿Qué es lo que ha captado?
Anne Querrien : Pregunta
Deleuze : tu tienes razón, en parte. Pero tienes necesidad de un tiempo homogéneo y especializado. No tienes necesidad de un tiempo exterior que es el tiempo de la sucesión, y de la sucesión de puntos equidistantes. Tienes necesidad, no de tiempo, sino necesidad de una sucesión de instantes. Ese no es el tiempo. Hacemos una pequeña corrección, ese plano de inmanencia es un bloque de espacio-tiempo, estando el tiempo definido únicamente como sucesión de instantes, ahora bien, evidentemente el tiempo es algo diferente a una sucesión de instantes. Yo diría que él no tiene ninguna necesidad del tiempo, tiene el tiempo como variable independiente. O bien él no tiene otro tiempo, y no tiene nada que decir sobre el tiempo, o bien el tiempo es algo distinto a una variable independiente, es decir una sucesión de instantes, y en ese momento tu ya no tienes nada como dado del tiempo. Tienes simplemente el tiempo como una serie de cortes. En efecto, el plano de inmanencia se desplaza el mismo sobre una línea de sucesiones. Pero yo lo había incluido diciendo que vuestro plano de inmanencia tiene n dimensiones, eso no es un tiempo, es una dimensión del plano. Tiene n dimensiones y se desplaza.
Las tres figuras, la incurvación perceptiva, la distanciación activa y la ocupación afectiva pueden tratarse como tres fenómenos matemáticos, con la única diferencia de que las matemáticas no tienen ningún privilegio. También puedo traducirlo en términos físicos, electrónicos, biológicos, etc… ahí todas las lenguas son equivalentes, y es normal porque nosotros estamos en Dios. Puedo decirlo teológicamente, he intentado decirlo teológicamente. Habría que encontrar en que la trinidad son los tres tipos de imágenes. Como es lo originario…
Si hay cosas que vienen a llenar el desvío, vienen de todas partes, si hay memoria, ella viene de todas partes. Yo no tengo los medios, con mi plano de inmanencia y mi universal variación, de engendrar sea lo que sea que sea distinto a una sucesión instantánea.
Discusiones.
Deleuze : Como sobre el plano de inmanencia, solo puedes tener centros de indeterminaciones, cualquier determinación viene de otras partes. No puedes, en absoluto, determinar tu centro de indeterminación a nivel del plano de inmanencia. Sino todo se arruina. Más aún, sobre todo no se necesita puesto que siendo un medio para dar un estatuto objetivo a la indeterminación, consistiría en decir: atención, la indeterminación no es una falta de determinación, no tiene ninguna necesidad de determinación. Hay una existencia en sí de lo indeterminado, eso lo comprendemos. Cuando, enseguida, lo indeterminado será determinado… pero sobre eso tendremos ocasión de volver a hablar este año, y será con Kant, más aún vuelve a unirse, ira bien en conjunto… , cuando lo indeterminado recibe una determinación -simplemente necesitará que sea necesario-, ya no será sobre el plano de inmanencia. Habrá una composición entre el plano de inmanencia y algo=x, y la determinación, y sin duda la determinación será el tiempo, será el verdadero tiempo. De acuerdo con todo eso, pero por el momento no tenemos nada de todo eso.
He hecho mi primer titulo de repetición, me he repetido bastante con lo del año anterior.
Segundo punto que quisiera tratar. ¿Qué es esa extraña obra de Beckett, que se llama Film, de la que Beckett ha hecho una trascripción por escrito que ustedes encuentran en la edición de “Comedies et actes divers”, donde hay dos cosas, una cosa para televisión, admirable, prodigiosa, que se llama “Dis, Joe”, es una pieza para la tele, y una película con Buster Keaton, y que se llama Film. Y en Film, Beckett explica no lo que quisiera hacer, más bien, él divide en muchas partes, les pido que por favor lean el texto, por cuanto yo quisiera dividirlo en otras partes, no para hacerlo mejor que Beckett, pero Beckett divide en partes teniendo en cuenta lo que quiere hacer con la cámara, y yo tengo la impresión de que eso se divide en partes diferentes. Y digo enseguida las tres partes que me parecen importantes. La película parece construida sobre tres figuras.
Primera figura : Buster Katon es perpetuamente visto de espaldas, y se escapa en una calle ; la cámara está siempre detrás de él. Sube una escalera y la cámara lo sigue en las mismas condiciones, pero siempre tomándole de espaldas. Hay es cuando Buster Keaton expresa sus quejas sobre su rostro interesante. Él no sabía que tenía una nuca y una espalda igualmente prodigiosa. En la primera figura yo agrupo la parte de la calle y la de la escalera. Llega a una habitación, y la habitación nos es presentada –Beckett lo precisa muy bien- de presentarnos a la vez al hombre en la habitación, el hombre se llama O, y la habitación tal como es vista por el hombre. La cámara se llama OE, ojo (oeil). Se trata entonces de presentar la habitación vista por O y vista por OE. Y pasan cosas que precisaré la próxima vez. O siempre es visto por la cámara de espaldas, salvo, como veremos, en ciertas circunstancias excepcionales.
Tercera figura : la cámara hace un movimiento girando (geométricamente simple), pero del cual veremos la complejidad de hecho, y termina por estar en la cara de O, es decir de Keaton, OE por primera vez se encuentra frente a O. en ese momento la cámara toma un rostro y el doble de Keaton. OE la cámara, el doble de Keaton, toma un aire intenso, interesado, O toma un aire de espanto. O muere. Recordemos el cine experimental, esto tiene la severidad, la abstracción y el carácter de búsqueda de lo que hemos llamado el cine experimental. Simplemente, ¿qué es lo que él experimenta? Quisiera que ustedes hagan, para la próxima semana, los esquemas.
Primera convención para la primera figura. La primera figura es: cámara en la espalda, Keaton huyendo sea en la calle, sea en la escalera. Beckett dice: tenemos una convención, la cámara lo toma por detrás y solo requiere un ángulo –sienten que vamos a encontrar nuestro plano, pero bajo otra figura-… yo sueño con esto: haríamos un curso y haríamos un ejercicio práctico. Entonces huida de Keaton que solo vemos de espaldas, la cámara está de lado. Ahora tenemos un muro que Keaton roza, y tenemos un andén. La cámara está en el borde del andén, toma a Keaton de espaldas, y bajo un ángulo que no debe superar en ningún caso los 45 grados. ¿Siguen la cosa? Tenemos entonces un problema de movimiento de la cámara y de movimiento de Keaton. Si el ángulo supera los 45 grados, Keaton entra en un estado de pánico que Beckett llama: la angustia de ser percibido. La angustia de ser percibido. Si el ángulo es inferior a 45 grados, Keaton conduce su vida, es decir prosigue su huida. Es el ángulo de inmunidad. Piensen en un animal temeroso, un caballo, por ejemplo, el ángulo de visión de un caballo. Ahora bien, al inicio, en la primera figura, tiene la calle, la cámara mira cosas en la calle, y solo capta a Keaton cuando él está en su trayecto bajo un ángulo mayor a 45 grados. Y eso es lo que enfurece a Keaton, lo que pide Beckett es que en ese momento Keaton proteja su figura, tiene un pañuelo, él, Keaton, le ha exigido tener su sombrero. Entonces Beckett ha dicho, de acuerdo, pero a condición de que tenga un pañuelo. Entonces él extiende el pañuelo, se esconde y se inmoviliza. En ese caso la cámara es forzada, ha tomado a Keaton en un ángulo superior a los 45 grados, ella retrocedecon complacencia para alcanzar un ángulo inferior. Keaton se tranquiliza y continua la marcha. Yo diría a actuar, pues por el momento, la única acción de la película es la huida a lo largo del muro, a condición de no ser percibido. Si se es percibido: inmovilización catastrófica, él se esconde. Hasta aquí la primera figura.
Segunda figura: el problema cambia. Lo antiguo subsiste, pero se añade un nuevo problema. Beckett nos dice que es el problema de la doble percepción. El necesita que la habitación sea vista por OE y, a la vez, sea vista por O. O es el personaje, OE es la cámara. Y Beckett se pregunta ¿cómo, por su cuenta, va a reglar la diferencia de las imágenes para el caso en que la habitación sea vista por Keaton o para el caso en que la habitación es vista por la cámara? ¿Qué hace Keaton en la habitación? Suprime todo lo que puede ser percibido y todo lo que puede percibir. En efecto, la habitación contiene un gato, un perro, un pez, una ventana, un anaquel y el instrumento esencial en toda la obra de Beckett: una mecedora. La actividad de Keaton en la habitación será: cubrir la ventana, cubrir el espejo, él precisa que el gato sea claramente más grande que el perro, quizá un día encontremos porque el tiene necesidad de que el gato más grande que el perro. Es necesario. Caza al perro, caza al gato. Hubo dificultades al girar porque Keaton deja caer al perro que repentinamente tiene miedo, pero siempre es así, el cine siempre tiene dificultades. En una palabra, el suprime todo lo que percibe y todo lo que es perceptible. Yo diría que esta segunda figura, ya no es el ángulo de inmunidad que permite actuar, aunque el ángulo de inmunidad continúe, esta segunda figura es el problema de la doble percepción. Y es el estadío, para mi y es por eso que tengo una viva necesidad de ese texto, será el estadío de la imagen-acción. Hasta aquí la cámara ha sido muy gentil, OE ha sido muy gentil con O, dos o tres veces OE ha superado el ángulo de inmunidad, pero enseguida ha retrocedido, estando Keaton en sus estados, acurrucándose o escondiéndose. Aquí, en fin, cuando suprime todo lo que podía ser percibido y percibir, se pone a cubierto en su mecedora; en fin, el afortunado, es siempre visto de espaldas por la cámara a menos de 45 grados. Ven ustedes como lo recreamos, es exactamente así. Y he aquí que él se adormece. Pero ¿de qué sueño se adormece? Del sueño beckettiano. Bueno. OE se lanza a aprovecharse, eso complica todo. El ángulo de inmunidad era de 45 grados en la primera figura, ¿por qué? Porque se tenía el muro, de hecho el ángulo de inmunidad, lo que la cámara puede hacer es de 90 grados, al interior de este no existe la angustia de ser percibido. El otro se ha adormecido en la mecedora y he aquí que la cámara supera el ángulo de inmunidad, en fin, se ve la cabeza de Keaton, y es la primera vez que se ve. Solo tiene un ojo. Visión monocular. Eso es muy importante. No es para añadir una banda, son las condiciones de la visión monocular, y el ángulo de inmunidad vale en función de una visión monocular. Se despierta y ¡horror! Horror sobre su rostro. La cámara vuelve a descender, uff. O muestra todos los signos de agitación y calmado vuelve a adormecerse. La cámara, despiadada, ¿qué es el que esa ley sea necesaria? Lo inexorable. Y aquí, no va a abandonarla, la cámara es el doble de Keaton, es Keaton mismo. Con esta diferencia, simplemente: Keaton, OE tiene un aire de atención extrema, Keaton, O, tiene un aire de máximo horror y de terror. En fin, pone la cabeza entre las manos, para protegerse, balanceándose en la famosa mecedora, eso continúa, continúa, continúa hasta que el movimiento de la mecedora muere.
¿Qué es esa tercera figura? Si diera el esquema completo, el esquema completo lo veremos la próxima vez. ¿Qué es lo que quiere decir Beckett? ¿que quiere decir? A él le gusta partir de una formula filosófica, eso nos conviene muy, muy bien, pues él hace lo que quiere, está en su derecho. El lanza, ese es de hecho el humor de Beckett, hacer servir la filosofía a cosas tan bellas, el lanza el Esse est percipii, a Beckett le gusta mucho el latín, Esse est percipii, es decir “Ser es ser percibido”. Es una formula celebre en filosofía puesto que es como un gran grito de guerra lanzado por Berkeley, a finales del siglo XVII e inicios del XVIII. Ser es ser percibido. Es, si ustedes quieren, un estatuto de la imagen, una definición de la imagen. La imagen es Esse est percipii. Y Becket encadena enseguida, ustedes saben que lo básico del mundo becketiano es llegar a no ser percibido y a no percibir. Film intenta explorar esa dirección. Y Beckett nos dice: percibido de sí –y no es por azar que él le da a su estilo, él que es un gran estilista, una especie de formulación muy filosófica, muy teórica- en ser percibido de sí subsiste el ser sustraido a cualquier percepción extraña, animal, humana o divina. Es decir que si no hay más que yo percibiéndome, subsiste el ser que ya no es percibido por cualquier otra cosa. Ni Dios, ni animal, ni nada. Él continúa: la búsqueda del no-ser por supresión de cualquier percepción extraña tropieza sobre la insuprimible percepción de si. Comprendemos lo que quiere decir. Supongo que me propongo no percibir nada y no ser percibido por quien sea ni por lo que sea. Sueño beckettiano. Pero subsiste la más insoportable, la percepción de mí por mi. Me percibo. ¿Cómo hacer ? entonces film es un comentario de Esse est percipii. ¿Cómo no ser más? Si Esse est percipii, no ser más es suponer que nuestro sueño es no ser más percibido. De acuerdo yo no sería más percibido, pero ¿cómo hacer para que yo no sea más percibido por mi mismo? Ustedes me dirán: matarse. No, no es eso. Eso no es. Hay un medio de no ser más percibido por sí mismo, es decir ya no ser sin recurrir a esos medios más groseros. ¿Entonces? Digo justamente: retomemos las tres figuras. Primera figura: la huida en la calle y la escalera, el ángulo de inmunidad que me garantiza contra las percepciones extrañas que me fijan, me interceptan. Digo que ese es el estatus de la imagen-acción. Eso remite al ángulo de inmunidad, no superar los 45 grados en la espalda, si no, no puedo hacer nada. No puedo hacer nada. Segunda figura: en la habitación. Lo hemos visto, se une un nuevo problema, el de la doble percepción. La misma cosa es siempre, no hay percepción simple, la misma cosa es siempre objeto de doble percepción, al menos posible. Igualmente es eso lo que trabaja la percepción. Yo no tengo una percepción sin que algún otro también perciba eso que yo percibo, o lo que vuelve de mí mismo puede percibir eso que yo percibo. No hay percepción que sea la mía. Toda percepción es por lo menos una doble percepción posible. He aquí el problema. Yo diría que esta segunda figura, es el problema de la imagen-percepción. Tercera figura: el ángulo de inmunidad es franqueado, la cuestión de la doble percepción es liquidada, no hay nada por percibir y no hay nadie que perciba. Keaton mismo está en la mecedora, ha cerrado los ojos. El problema de la acción ha sido reglado, el problema de la percepción ha sido reglado. ¿Qué pasará ahora? ¿qué es el tercer estadío? Evidentemente es la imagen afección. No se trata del todo del elemento de la percepción. La cámara viene de frente, es un cara a cara, es la única manera de representarlo con una cámara: yo me siento desde dentro. Keaton está en el punto en el que ya no tiene nada por percibir y no puede ser percibido, pero he aquí que él se percibe todavía él mismo. Se siente. ¿Cómo no sentirme yo mismo? De ahí que un Keaton será cámara, un Keaton estará bajo la cámara, pero esta vez cara a cara, y esta será la imagen-afección. ¿Cómo suprimir la imagen-afección? ¿Qué significa ese cine? Yo diría: ¿puede suprimirse la imagen-acción y en qué condiciones? Si, yendo más allá del ángulo de inmunidad. En segundo lugar: ¿puede suprimirse la imagen-percepción? Si, rompiendo el mecanismo de la doble percepción que es la base de cualquier percepción. En tercer lugar, ¿puede romperse la imagen-afección, para al fin tener la paz? Es lo que Beckett llama escapar al placer del percipii y del percipere. Es su estilo, es del Beckett puro. Él habla de gente que está por completo libres del placer del percipii y del percipere. Cuando vemos gente en la calle no podemos no pensar en esta formula de Beckett: ustedes están en el placer del percipii y del percipere. ¡Hombre! ¡aquel allí!, ¡ah, ah, y el otro que usted mira al mismo tiempo!, ese es el placer de la percepción doble… pero también está el placer del actuar y del ser actuado, y el placer de las afecciones, de sentir, el placer de sentirse a si mismo, etc… ¿Se puede escapar a todos estos placeres? En otras palabras es la película de la extinción universal. Entonces doy un paso adelante: en nuestras historias de signos, ¿habrían signos particulares, los signos de extinciones? Es muy importante, tendremos necesidad de esto más adelante. Es justamente para terminar hoy. Habría signos de extinción. ¿El Film de Beckett no sería la película que erige el conjunto de los signos de extinción? Pues si hago un corto y último paréntesis sobre el cine, es mucho más importante la manera en que se apagan las imágenes que la manera en que comienzan. Es bien conocido que en los grandes autores del cine lo que cuenta es la manera como terminan los planos, mucho más que la manera como los comienzan. Seguramente hay signos de comienzo, pero habría que ver si esto es simétrico. Los signos de comienzo no son simétricos con los signos de extinción, tanto como hay una campanilla para decir que comienza la escuela también hay una campanilla para decir que termina la escuela. Son signos, pero signos muy derivados. Pero en los signos verdaderamente signos, ¿es donde hay signos de extinción, los últimos suspiros que son signos de hecho muy curiosos, los signos particulares? Y en nuestra clasificación de los signos tal como la sueño, habría que tener muy en cuenta los signos de extinción. Bien, la próxima semana comentaremos ese texto de Beckett.
Traducción: Ernesto Hernández B.
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Cali, Colombia, Octubre de 2003